En su declaración como testigo ante el tribunal, ha detallado que la comisión ejecutiva fue informada en noviembre de 2005 de que el entonces director general, Pere Batle, había recibido días antes la visita del presidente del Instituto Nóos, Iñaki Urdangarin, y del empresario hotelero Sebastián Escarrer, que pedían el patrocinio de un evento sobre turismo y deporte del que Baleares iba a ser sede permanente.
Ha asegurado que esa información provocó «sorpresa» en los miembros del consejo de administración porque no era habitual «ni la manera ni la forma como se produjo» y ha detallado que su impresión fue que tanto el presidente de la entidad, Llorenç Huguet, como el director general estaban «incómodos» al informar sobre ella.
El testigo, que supo años después, durante la investigación del caso Nóos, que Sa Nostra aportó dos pagos de 50.000 euros, ha explicado que en la reunión del consejo de administración expresó sus reservas a ese patrocinio porque no quedaba claro «para qué» era la aportación que solicitaba Urdangarin y entendió que no entraba ni en el objeto social de Sa Nostra ni en el tipo de patrocinios comerciales que realizaba la entidad.
Ha insistido en que «la decisión ya estaba tomada» cuando llegó al consejo de administración y además «quedó claro que había un interés explícito por parte del Govern de que Sa Nostra estuviese en eso como entidad de referencia en Baleares».
El testigo ha detallado que no era la primera vez que el Govern interfería en decisiones de Sa Nostra, y en aquella ocasión la injerencia procedió del entonces director general de Deportes, José Luis «Pepote» Ballester (acusado en el caso Nóos), cuyo nombre «flotó» en aquella reunión del consejo de administración.
El Instituto Nóos percibió 2,1 millones de euros del Govern balear presidido por Jaume Matas para la organización de los dos Illes Balears Forum en 2005 y 2006.
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