La platja de Muro, escenario de un simulacro de infarto. La prevención es siempre la mejor opción. | Redacción Sucesos

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El infarto agudo de miocardio es la principal causa de mortalidad en España y tradicionalmente se ha considerado una enfermedad de hombres ya que en la mujer suele aparecer unos 10 años más tarde pero, sin embargo, en ellas presenta una mortalidad más alta y un mayor riesgo de complicaciones en caso de supervivencia.

Así lo ha reconocido el jefe de Servicio de Cardiología del Hospital General de Villalba (Madrid), Felipe Navarro, con motivo de una jornada organizada por este centro por el Día Mundial del Corazón que se celebra este jueves, 29 de septiembre.

«Si en los hombres la prevalencia del infarto suele comenzar a partir de los 40-50 años, en las mujeres a estas edades la incidencia del infarto es menor. Sin embargo cuando aparece, por encima de los 50-60 años, son más graves», ha lamentado este experto.

El retraso en la aparición se debe a que los estrógenos actúan como «hormonas protectoras» hasta la menopausia pero, cuando ésta acaba, las mujeres pierden dicho 'escudo protector' y su incidencia supera incluso a la de los hombres ya que suelen acumular más factores de riesgo cardiovascular como diabetes o hipertensión arterial.

Dieta sana y equilibrada

La importancia de conservar unos hábitos saludables para protegerse de estas patologías se destaca aún más en un día como hoy. No en vano la dieta equilibrada en un gran aliado para contrarrestar los efectos de la vida acelerada y estresante que llevamos hoy en día; otro factor más que junto al tabaquismo constituye una de las bazas de las enfermedades vasculares y coronarias.

Así, la Fundación Española del Corazón recomienda volver a los orígenes y recuperar la dieta mediterránea, rica en fruta y verduras.

De esta forma se elevan las concentraciones de potasio y magnesio, que protegen contra los trastornos del ritmo cardíaco, al tiempo que se reduce la ingesta de sodio cuya asociación con la hipertensión arterial está suficientemente demostrada.

Además, la alta concentración de antioxidantes podría jugar un papel protector frente a la enfermedad vascular isquémica. Por otro lado la fibra que proporciona este tipo de alimentación favorece el tránsito intestinal y, por tanto, disminuye las posibilidades de desarrollar fenómenos inflamatorios, al tiempo que compite con la absorción intestinal de grasas.

Si ello lo completamos con frutos secos, ricos en ácidos omega 3 y 6, se potencia el factor protector de la dieta vegetal en nuestro organismo.