Un equipo internacional anunció este lunes que logró observar a través de su luz y sus ondas gravitacionales la fusión de dos estrellas de neutrones, lo que abre «el inicio de una nueva era» en la observación del Universo.
Estas observaciones, realizadas el pasado 17 de agosto, «sugieren» que las señales localizadas son el resultado de la fusión de dos estrellas de neutrones, un evento llamado kilonovas, cuya existencia se postuló hace 30 años, pero esta es la primera observación confirmada.
«Lo que hace este descubrimiento aún más excitante es que los científicos fueron capaces de detectar por primera vez la emisión de luz, es decir, radiación electromagnética», declaró en una rueda de prensa en Washington France Córdova, directora del Foro Nacional de Ciencia.
El anuncio, que fue realizado durante la Conferencia Astrofísica de Ondas Gravitacionales que se celebra este lunes en la ciudad estadounidense de Baton Rouge (Luisiana), confirmó que se trata de la primera vez que los astrónomos han podido observar en el mismo evento ondas gravitacionales y radiación electromagnética (luz).
Los observatorios de ondas gravitacionales Ligo, en EE.UU, y Virgo, en Italia, detectaron el pasado agosto el quinto evento de ondas, pero unos segundo más tarde varios observatorios espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA) individuaron un estallido de rayos gamma corto que fue seguido por telescopios del Observatorio Austral Europeo (ESO).
Se estima que las ondas gravitacionales detectadas en agosto fueron emitidas a unos 130 millones de años luz de distancia, lo que lo convierte tanto el evento de ondas gravitacionales como la explosión de rayos gamma más cercanos detectados hasta ahora.
«Hay ocasiones excepcionales en las que, quienes nos dedicamos a la ciencia, tenemos la oportunidad de presenciar el principio de una nueva era», «¡esta es una de ellas!», según las astrónoma del Instituto Nacional de Astrofísica Elena Pian, autora principal de uno de los artículos sobre el tema que publica hoy Nature.
«La ondas gravitacionales sólo pueden ser generadas por los eventos astronómicos más espectaculares, como el choque de dos agujeros negros», explicó Córdova, quien añadió que este descubrimiento es una prueba de lo que el ser humano puede hacer cuando va «más allá» de su conocimiento «en busca de respuestas».
Durante el anuncio, el director ejecutivo del LIGO, Dave Reitze, explicó que durante el evento se pudo ver la dispersión de oro y platino, lo que sirvió para descubrir que estos elementos «son generados por este tipo de colisiones».
«Este antiguo reloj de mi abuelo está compuesto por oro que posiblemente fue creado hace miles de millones de años. ¡Es un descubrimiento asombroso!», comentó Reitze.
Para el científico del proyecto Integral de la ESA, Erik Kuulkers, «se trata de un descubrimiento histórico, ya que por primera vez se nos muestra la liberación tanto de ondas gravitacionales como de luz extremadamente energética procedentes de una misma fuente cósmica», según un comunicado.
Las existencia de las ondas gravitacionales fue predicha a comienzos del siglo pasado por Albert Einstein, pero su detección no se produjo hasta 2015, un hecho que ha sido distinguido este año con el Premio Nobel del Física.
Hasta la anunciada hoy, la última ola de ondas gravitacionales, la sexta a lo largo de la historia, fue avistada el pasado 14 de agosto, fruto de la colaboración científica entre LIGO y VIRGO, y contó con la participación del Grupo de Relatividad y Gravitación de la Universidad de Baleares (UIB) y de un equipo de la Universidad de Valencia.
3 comentarios
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Yo diría mejor que salen de la cabeza de Puigdemont, de la Forcadell y del tercero en discordia.
En mi ignorancia me pregunto para que sirve esto,que beneficio nos trae ala humanidad este descubrimiento
Bueno, si vale, han participado. pero que luego no vengan con la metirilla del Nóbel. Que el Nóbel se lo han dado a los físicos estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne por la detección y observación de ondas gravitacionales en el experimento LIGO. Los que se llevan el mérito, el premio, el reconocimiento y quedarán sus nombres en los libros de historia (además de llevarse la millonada de Euros que conlleva ganar el Nóbel) son los Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne. La UIB queda como becaríos o pincges de cocina de los nuevos Nóbel de cara a la imagen pública no familiarizada con el mundillo y los entresijos de la física. Son colaboradores. Porque el otro día parecía que habían dado el Nóbel a algún investigador de la UIB. Y nada más lejos de la realidad.