Tomeu Garau y Míriam López posan, este jueves, en una escalera del Edifici Sa Riera, de la UIB. | Pere Bota

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Parece mentira, pero es posible. Míriam López, alumna del Colegio San Cayetano, consiguió el pasado junio el primer 10 de la historia de la selectividad en Baleares. No sólo eso. Llegó a las pruebas de acceso a la universidad con un 10 como nota de Bachillerato. Sin necesidad de ser como Míriam, sacar la media es fácil: 10

2019 es un año histórico en la selectividad de Baleares. Al 10 de Míriam López hay que añadir que la segunda mejor nota fue el 9,96 de Tomeu Garau, alumno del Col·legi Sant Antoni Abat (Son Ferriol). Esta segunda mejor nota, a sólo cuatro centésimas del 10, es superior a las mejores notas de años anteriores.

Evidentemente, Míriam y Tomeu son organizados y responsables, pero no renuncian a la diversión. De hecho, ella tiene claro que «vale la pena pasar ratos con los amigos para luego tener más ánimo y estudiar mejor. Ellos presumen de tenerme como amiga». Los amigos de Tomeu no se creían que hubiera logrado una nota tan alta.

Míriam quiere cursar Medicina en la Autónoma de Madrid «para tener la experiencia de vivir y estudiar fuera». Como muchos médicos, la vocación la tiene desde niña, pero también ayuda que sus padres lo son. Por su parte, Tomeu se queda en casa y cursará Matemáticas en la UIB. No hace falta decir que la Universitat está encantada.

La clave, para ambos, es ser constante en la disciplina de estudio a lo largo del Bachillerato y, finalmente, hacer un último esfuerzo de repaso en las semanas previas a la selectividad. Y, por supuesto, valoran el apoyo y la atención de sus profesores. Con ese bagaje, la selectividad no resulta tan difícil. «Podemos tener facilidad para el estudio, pero también hay que poner codos», coinciden.

No todo es estudiar. Además de los amigos, Tomeu toca el piano, pinta y va al gimnasio. Míriam practica judo y ha participado en campeonatos de España.

Míriam se ve en el futuro practicando la Medicina, aunque aún no tiene clara la especialidad. A Tomeu le gustaría trabajar en la NASA, pero no le importaría ser profesor. Ya han demostrado que tienen capacidad para trabajarse su futuro.