El rector Joan Huguet, durante la presentación del edificio. | UIB

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Fuera hace frío pero dentro de este edificio se entra en calor sin que haya un solo aparato energético encendido. Ca ses Llúcies, en la UIB, es la primera passive house de uso público de Baleares, un tipo de construcción de arquitectura bioclimática combinada con la eficiencia energética que ofrece durante todo el año una temperatura ambiente confortable sin la aplicación de la calefacción convencional.

Es la visión empírica de los modelos de construcción sostenible e inteligente que la Unión Europea ha planteado de cara a un futuro inmediato y quiere servir de laboratorio a empresas o alumnos para poner en práctica nuevas técnicas para la mejora del entorno. «Esta edificación está pensada para probar incluso aquello que todavía no está inventado», señaló Jordi Llabrés, vicerrector de innovación de la universidad.

Es un espacio sostenible, inteligente y saludable, cuyo diseño ha implicado un estudio concienzudo sobre orientación, corrientes de aire, recuperación del material originario o aprovechamiento de aguas.

«Hemos utilizado balas de paja para construir las paredes nuevas, ya que es un material reciclable, aislante y eficiente y será parte del futuro», explicó el arquitecto responsable de la reforma, Rafel Sala. Y es que esta técnica reduce en un 10 % las necesidades energéticas de un edificio estándar.

En Ca ses Llúcies se aúnan técnicas de construcción de hace 4.000 años con la más puntera tecnología. «Utilizamos la dinámica de fluidos computacional, un sistema que también usa la NASA, para saber cómo aprovechar las corrientes de aire», añadió Tomeu Serra, responsable del proyecto Smart UIB en el que se incluye este centro de innovación.

«Ya hay previstas varias visitas, catorce trabajos de final de grado se han hecho aquí y otros diez se están preparando. Es una importante herramienta docente», remarcó Serra. No sólo para los alumnos, también con la intención de servir a la sociedad.