Mientras la población se aísla durante los próximos 14 días tras decretarse el estado de alarma en España, varios sectores siguen al ‘pie del cañón' desafiando al coronavirus, como es el caso del tercer sector. Comedores sociales, instituciones humanitarias, organizaciones sociales u organizaciones no gubernamentales mantienen sus puertas abiertas para dar servicio, a diario, a personas en riesgo de exclusión social o vulnerabilidad en Balears. Todas, sin embargo, respetando las medidas de prevención y facilitando el teletrabajo a la mayoría de sus trabajadores.
«Nosotros no podemos cerrar porque atendemos a colectivos en vulnerabilidad extrema. Es importante seguir asistiendo a las personas sin hogar o drogodependientes, controlar su estado y tomar medidas sanitarias adecuadas», destacó a Ultima Hora la coordinadora de Inclusión Social de Médicos del Mundo en Balears, Belén Matesanz. Atienden a diario a 600 personas. Sin embargo, la ONG ha tomado medidas estrictas ante la situación y pide a los colectivos, «que no estén en extrema vulnerabilidad», que se queden en casa. Desde Cruz Roja mantendrán todos los servicios básicos pero con medidas de prevención. Ante el cierre temporal de los distintos centros de distribución de alimentos en Palma, la institución ampliará su ruta habitual de servicio de comida a domicilio. Esto conlleva un aumento de 63 usuarios más. Asimismo, han puesto en marcha un servicio de llamadas a todos sus usuarios mayores de 65 años (12.800 personas actualmente) para informarles sobre las medidas de precaución para frenar el coronavirus, según aseguraron fuentes internas de Cruz Roja.
Voluntarios
Trabajan de lunes a viernes durante los 365 del año. Los comedores sociales son el otro pilar que sostiene la economía social en Balears. La Asociación Zaqueo ha restringido el servicio de duchas y han prescindido de los voluntarios más mayores. «Contamos con gente joven que se organizará los turnos del comedor. También, como protección, hemos habilitado una ventanilla para entregar los alimentos», detalló la responsable de los voluntarios de Zaqueo, Paquita Alcover.
Los comedores afrontan el coronavirus con esperanza, pese a una posible falta de suministro de alimento. «Se están cebando las vías de productos, y el problema no es que necesitemos voluntarios. El problema es que necesitamos que la gente colabore aportando suministros a los comedores sociales o este barco va a pique», lamentó Toni Bauzá, uno de los socios del comedor social Tardor, en Palma, que atiende a unas 800 personas inscritas a diario. La cuarentena también ha llegado a Proyecto Hombre y a centros como Can Gazà, donde, aquí, 25 usuarios y los trabajadores permanecen, desde el jueves, encerrados «porque son un grupo con un alto riesgo de vulnerabilidad», matizó Jaume Santandreu.
Banco de Alimentos también cierra pero facilita a las entidades sus almacenes para recoger el producto necesario para repartir. Càritas Mallorca ha tomado medidas de carácter «extraordinario» para prestar atención a los más desfavorecidos. Mantiene el comedor social en la ciudad de Inca y sus centros de distribución permanecerán en activo. Sí que suspenden las actividades habituales pero refuerzan la atención telefónica.
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