Así lo establece un Decreto para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, en el que ofrece una actualización de las indicaciones generales, «considerado la rápida evolución de la pandemia de la COVID-19 y teniendo en cuenta las observaciones recibidas de las Conferencias Episcopales».
Según precisa el Vaticano, «dado que la fecha de la Pascua no puede ser trasladada, en los países afectados por la enfermedad, donde se han previsto restricciones sobre las reuniones y la movilidad de las personas, los obispos y los presbíteros celebrarán los ritos de la Semana Santa sin la presencia del pueblo y en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz».
Además, se establece que los fieles sean avisados de la hora del inicio de las celebraciones, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias casas. La Santa Sede señala que podrán ser de gran ayuda los medios de comunicación telemática «en directo, no grabados».
En cuanto al Domingo de Ramos, que este año es el 5 de abril, el decreto señala que «la Conmemoración de la Entrada del Señor en Jerusalén se celebre en el interior del edificio sagrado». En concreto, precisa que en las iglesias catedrales se adoptará la segunda forma prevista del Misal Romano; mientras que en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la tercera. Ambas fórmulas se reservan para los momentos como el actual, en que no es posible realizar una procesión desde fuera de la Iglesia.
Sobre la Misa crismal, la Congregación del Vaticano puntualiza que deberán ser las propias Conferencias Episcopales las que, valorando la situación concreta de su país, den indicaciones sobre un posible traslado a otra fecha.
El decreto también establece que se omita el lavatorio de los pies del Jueves Santo y que, al final de la Misa en la Cena del Señor, «se omita también la procesión y el Santísimo Sacramento se reserve en el sagrario». En este día, se concede excepcionalmente a los presbíteros la facultad de celebrar la Misa, sin la presencia del pueblo, en lugar adecuado.
El Viernes Santo, el Vaticano precisa que en la oración universal, «los obispos se encargarán de preparar una especial intención por los que se encuentran en situación de peligro, los enfermos y los difuntos» y añade que «la adoración de la Cruz con el beso se limite solo al celebrante».
Finalmente, establece que la Vigilia Pascual se celebrará «solo en las iglesias catedrales y parroquiales» y para la liturgia bautismal, pide que «se mantenga solo la renovación de las promesas bautismales».
Los seminarios, las residencias sacerdotales, los monasterios y las comunidades religiosas también deberán atenerse a las indicaciones del presente decreto.
El Vaticano también propone que las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, puedan ser trasladadas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre, aunque lo deja «a juicio del obispo diocesano».
En España, obispados como el de Granada, Sevilla, Huelva, Cádiz, Mallorca, Menorca o Zaragoza, consultados por Europa Press, han indicado que esperarán a que pase la emergencia sanitaria por el coronavirus COVID-19 para decidir si trasladan o no las procesiones de Semana Santa. Por su parte, la mayoría de cofradías de Castilla y León ven «inviable» trasladar las procesiones a los días 14 y 15 de septiembre, ya sea porque son días laborables o porque coinciden con alguna fiesta local.
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