Voluntarios de la ONG Templarios del Mundo distribuyendo comida en el local de Tardor. | M. À. Cañellas

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Resurge en Mallorca el conflicto entre la Iglesia Católica, representada en la Isla por el Obispado, y los templarios, una hermandad religiosa que la Santa Sede no reconoce desde el siglo XIV.

El conflicto ha llegado a su punto álgido las últimas semanas, cuando el rector de La Real ordenó a la ONG Templarios del Mundo que abandonara Cas Vicari, una capilla con dependencias anexas situada en Establiments que esa ONG ha venido utilizando los últimos años como centro de almacenamiento y distribución de alimentos para gente sin recursos.

La ONG Templarios del Mundo no se debe confundir con la orden templaria. Ambas están registradas ante la Administración y son legales, pero la primera tiene fines benéficos y la segunda, religiosos. No obstante, hay miembros de la ONG que pertenecen a la hermandad, como por ejemplo el propio presidente de la ONG, José Miguel Nicolau.
Nicolau asegura que el Obispado «nos persigue». «Recientemente, la hermandad pidió a la Diócesis permiso para celebrar un funeral por los hermanos templarios caídos y desde el Obispado, concretamente su vicario general, Antoni Vera, lo denegó apelando a una bula papal de 1312 [la bula ‘Vox in excelso', por la que Inocencio V disolvió la orden templaria]. Imagínese, una bula de hace 700 años, cuando todos nosotros somos católicos, a pesar de que Roma siga sin reconocernos oficialmente».

En relación a Cas Vicari, la cesión era a favor de la ONG y no de la hermandad. En ese caso, Nicolau corresponsabiliza al rector de la Real y Antoni Vera (que como vicario general está orgánicamente por encima de la Parroquia) de la expulsión.

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La ONG repartía los alimentos los jueves. Este jueves fue el primer día en que no pudo distribuirlos en Cas Vicari. Se hizo en el local de la entidad benéfica Tardor, en la calle Reina Constança de Palma.

La Parroquia de La Real la gestionan los Misioneros de los Sagrados Corazones. El superior de la comunidad, Josep Amengual, señaló que en marzo de 2018 ya se indicó a la ONG que debía abandonar el local y que no lo ha hecho hasta ahora. Amengual añadió que la comunidad necesita ahora este espacio para depositar material que tenía en Lluc.

«Persecución»

«Cada uno de nosotros es católico y sin embargo el Obispado nos persigue», reiteró Nicolau, que acusa al vicario general de haber ordenado a todas las parroquias de la Isla de vetar actos organizados por la hermandad.

Desde el Obispado se limitan a recordar que Roma (y por lo tanto tampoco ellos) no reconoce a los templarios desde la bula ‘Vox in excelso'.