Mi mejor amigo, Pep, ha tomado la decisión unilateral de suspender cualquier celebración familiar. Ni Nochebuena ni Navidad. El detonante: la falta de acuerdo entre hermanos ante las medidas a adoptar para evitar contagios. Su decisión ha generado muchas cosas, pero el tipo se siente aliviado y relajado a partes iguales.
Pandemia de coronavirus
Historia de Navidad
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Puede que la decisión sea lógica y acertada en su caso. Pero parece que nos hemos vuelto idiotas. Hasta la semana antes de Navidad, los que ahora no pueden reunirse, se reunían. Y ahora resultará que los contagios son culpa de los familiares. O acaso solo los vemos en Navidad. Supongo que alguna familia así habrá. Que se reúna por "obligación" o tradición, pero el resto que no somos asi no tenemos que cargar con los cargos de conciencia de los demás
La politización de la pandemia ha penetrado en la familia, base de la estructura social. Legitimar las decisiones políticas constituye el núcleo paz social, sí la ciencia no justifica las diferencias de trato, la política no domina la opinión pública. El predominio de la cuota electoral sobre el interés general merma el contrato social, y desbasta la recuperación socio-sanitaria.