La semana culminó con 3.117 profesionales de primera línea vacunados en Mallorca. | Youtube Ultima Hora

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Solo cinco segundos. Es el tiempo que se tarda en inyectar la vacuna contra la COVID-19 en el cuerpo humano. En el aparcamiento de Urgencias del antiguo hospital Son Dureta, una nueva carpa habilitada para la campaña de inmunización recibió cerca de 600 trabajadores de los centros de salud y las clínicas privadas los días 13 y 14 de enero. Apenas salía el sol y el frío penetraba. El equipo de enfermeros entraba en acción. Silencio, empieza la mezcla.

palma repor un dia en la covid expres son dureta foto morey

Son las 07.45 horas del jueves pasado. Las coordinadoras de la central COVID en Baleares, Verónica Vega y Victoria Pascual, tienen que aparecer a las ocho, puntuales, a la entrada del antiguo hospital. Ellas tienen la custodia de las vacunas para administrarlas a los sanitarios y de todo el material. Su primera vez, dicen, como mensajeras. Su recorrido se inicia en el Centro de Salud de Son Pisà, cargan el coche particular después de firmar un albarán y cuentan que las dosis sean las correctas. Sacan con cuidado la nevera, que conserva el líquido. Lo importante, a partir de ahora, es no romper la cadena de frío.

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En el interior de una caseta prefabricada, un equipo de cuatro enfermeros y dos técnicas de Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) inician su función casi de forma automática. Saben a lo que vienen y ejecutan cada maniobra con precisión.

En el segundo día de vacunación, los profesionales de Atención Primaria, las clínicas privadas y trabajadores de 061 se van a suministrar 270 dosis. Empiezan a prepararlas para unas 130 personas en la jornada matinal y por la tarde cargarán el resto, 140. La hora de la vacuna empieza a las nueve de la mañana y dura hasta las 20.00 horas.

Mezcla

Ahora, concentración. Arola Martos es la enfermera responsable de su equipo, compuesto por Marga Morcillo, Xisca Canals y Miguel Camino. Arola hace una radiografía del proceso en el que la vacuna terminará en una jeringuilla intramuscular de un milímetro. «Primero se decide cuántos viales vamos a cargar. El vial es el frasco que lleva la vacuna pero sin diluir». Cuenta que una vez descongelada, debe reconstituirse antes de las dos horas y administrarse en un plazo máximo de seis. «Mi equipo y yo tenemos que dejar todo listo entre las ocho y las diez de la mañana». La enfermera reconstruye con pausa. Primero abre la tapa lila del vial, limpia con alcohol la entrada e introduce 1,8 mililitros de suero a través de una jeringuilla de carga, ésas con la punta más ancha. Se tapa la mezcla y se mueve, de un lado para otro, muy poco a poco: 1, 2, 3… hasta diez.

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El siguiente paso será insertar la jeringuilla intramuscular de 25 x 8 milímetros. Absorberán con ese alfiler y precisión 0,3 mililitros. Cada movimiento es esencial. Si no lo hicieran bien, no sacarían las vacunas suficientes. El equipo debe llenar así hasta 130 dosis, seis inyecciones por cada frasco. María Alorda y Carmen Ortigas son las TCAE. Preparan las cartillas que serán entregadas a los vacunados. Entre los datos aparece el nombre completo y el número del lote que se les ha suministrado. Aparte de rellenar este papel, «registramos al paciente en el ordenador. En la segunda dosis, que se aplicará a los 21 días, tendrán que volver con esta cartilla». María dice sentirse «muy bien» desempeñando este momento histórico. Ella se vacunó el día anterior, el 13 de enero.

Ritmo de la vacunación

Son las nueve en punto de la mañana y los primeros en vacunarse empiezan a entrar uno por uno. Todo el proceso dura apenas un minuto. No se observa preocupación. Algunos sanitarios coinciden en la cola sobre la importancia de agilizar el proceso. A Lucía, auxiliar de una clínica dental, le llegaron reacciones contrarias a la campaña por parte de los compañeros: «No saben todavía si se la pondrán. A algunos les preocupa los posibles efectos secundarios». Ella está en contra de este pensamiento y sí recomienda inyectarse la dosis.

La campaña de vacunación del Govern sigue siendo un interrogante para una parte de la población. La auxiliar dice que es importante informar que la primera dosis no te inmuniza del virus. Enrique Villar es médico y destaca el riesgo que supone no vacunarse: «Se calcula que el 70 u 80 % de la población tiene que estar vacunada para poder vencer a esta pandemia. Es el única arma que tenemos ahora». Una limpiadora de las zonas críticas de un hospital acude a su cita con la duda de si puede contagiar a su pareja. La coordinadora Verónica Vega le responde que no y recuerda que el antídoto de Pfizer actúa como cualquier otro.

La semana culminó con 3.117 profesionales de primera línea vacunados en Mallorca. El equipo en Son Dureta se desplazó el viernes a Eivissa para continuar con su trabajo y volverán a Palma el próximo miércoles.

El día avanzaba y los enfermeros seguían pinchando a buen ritmo. Los trabajadores salieron de la cabina con la tranquilidad metida en el cuerpo. «Si esto ayuda a parar la pandemia, adelante», afronta la auxiliar Encarna. Este primer momento quedó reflejado en los móviles de los vacunados. Aquí no solo se valoró la labor del enfermero, sino también su papel de fotógrafo