Martí March, conseller de Educación. | Pere Bota

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Desde el curso 2018-19, el número de solicitudes de auxiliares técnicos educativos (ATE, dedicados al cuidado de los hábitos y la autonomía del alumnado con necesidades educativas) por parte de los centros docentes de Balears se ha incrementado en 326, un 33,99 %. En cambio, el número de ATE en activo sólo ha aumentado en 9 personas, es decir, un 3,16 %. En números absolutos, las solicitudes de ATE en el curso 2018-19 fueron 959 y en el presente curso han sido 1.285. Frente a esta demanda, actualmente hay trabajando 293 ATE.

Los centros educativos, en función de las características de su alumnado con necesidades especiales, tramitan solicitudes de apoyo con ATE. Ante los datos apuntados, el sindicato STEI ha denunciado que «en la práctica, en este curso, cada ATE atiende de media un alumno más que hace tres cursos. En concreto, 3,37 alumnos por ATE en el curso 2018-19 y 4,38 alumnos por ATE en el presente 2021-22. De esta manera, la ratio se ha incrementado en un 29 %».

El STEI ha destacado que «sólo 48 personas del colectivo de 293 ATE de Balears tienen contrato durante todo el año y el resto son fijos discontinuos. Y más del 60 % son interinos. Se trata del colectivo más feminizado en los centros educativos junto con el personal de limpieza. La precarización se está incrementando en este sector. Existe el caso de un ATE que ocupaba un puesto de trabajo de jornada completa y que se ha jubilado. El Govern no ha dotado este puesto y previsiblemente se cubrirá con un contrato de 10 meses. El Govern también anunció hace unas semanas la creación de 29 puestos de trabajo de ATE. El anuncio    no ha tenido un efecto real porque, de estos 29 nuevos puestos de trabajo, sólo se han dotado 6».

El sindicato apunta que «toda esta situación genera un problema de estabilidad en los centros. El hecho de que, cada vez más, las ATE atiendan alumnado de diversos centros y que, en ocasiones, cambien el ATE de centro en el mismo curso provoca la alteración de la estabilidad de los equipos de trabajo. Todo ello es especialmente importante cuando hablamos de alumnado vulnerable. La apuesta de la sociedad y de la Administración por la educación inclusiva se debe demostrar con hechos».

Las ATE no son personal docente ni sanitario. Son un recurso del que disponen los centros para ayudar en la atención a los alumnos con necesidades especiales, como una discapacidad, una enfermedad crónica, una movilidad reducida, retrasos madurativos o trastornos autistas graves. Se trata de, en lo posible,    fomentar su autonomía. Las ATE llevan a cabo tareas auxiliares o de asistencia referidas a la vida diaria en el centro: higiene personal, vestirse, alimentación o desplazamientos, entre otras.