Este jueves atendían a 71 pacientes ingresados, 33 con coronavirus y otros 38 por patologías no COVID. «Tenemos un 15 % menos de ocupación de UCI que en los peores momentos, por marzo del año pasado, hay sitio pero sólo estamos un poquito menos mal», explica el doctor Fernando Barturen, jefe de servicio de Anestesiología y Reanimación del hospital de referencia. Y es que ha sido su área la que ha ido creciendo para dar cabida a todos los pacientes críticos. Mientras que los enfermos graves por COVID han ido llenando las camas de UCI de Intensivos, que están aisladas y por eso son más adecuadas para este tipo de pacientes, se han ido habilitando espacios para el resto de enfermos que ingresan por factores ajenos a la pandemia.
El servicio de reanimación «es como la UME del sistema sanitario, cuando hay una crisis como pasó en los atentados de Atocha, que en 20 minutos tuvo 2.000 heridos, paran de golpe y aportan todos los equipos. En una hora montaron cien camas adicionales de UCI», explica Barturen. En otra escala, en Son Espases ha sucedido lo mismo cada vez que se ha incrementado la presión hospitalaria por la pandemia. Estas nuevas UCI «las atienden especialistas que normalmente se dividen entre reanimación y quirófano. Son equipos entrenados para situaciones en las que haya que crecer». Los pacientes graves no COVID ingresan en las que habitualmente son áreas de recuperación anestésica o de cuidados intermedios y les atienden los trabajadores que suelen estar en quirófano. «Son los de la otra UCI porque ahí el paciente está en parada respiratoria, en situación hemodinámica, hacen trasplantes… Están entrenados en el paciente crítico», explica.
En Son Espases la actividad quirúrgica ha bajado al 50 %, de ahí que se pueda derivar a los profesionales. «Por un lado es un hito porque seguimos operando durante la sexta ola cuando hace un año sólo eran casos urgentes y oncológicos, pero por otro estamos dejando de hacer la mitad de las operaciones, incrementando listas de espera», explica el jefe de Anestesiología. Pese a que el ingreso de pacientes COVID ha descendido ligeramente esta semana, en el servicio son prudentes, creen que les quedan entre diez y quince días de no bajar la guardia y «puede que haya que reducir al 30 % las operaciones».
El doctor Barturen también es de los que insisten en la necesidad de vacunarse, «la población tiene la sensación de que ómicron es muy light pero más de la mitad de los pacientes COVID de de la UCI están sin vacunar», recuerda. «El 10 % de la población adulta que no se ha vacunado nos consume 20 camas de críticos», insiste. «Si no estuviera protegido el otro 90 %, necesitaríamos 200 camas más, tendríamos que estar todos estrictamente confinados, y habría muchos pacientes que a los que no podríamos atender».
Intensivistas «extenuados»
Justo ayer, la Sociedad Balear de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SBMICIUC) que ahora se hace cargo de los enfermos críticos por COVID alertaron de la situación de saturación. «Estamos al borde de la extenuación», recogía Efe de un comunicado lanzado. Los intensivistas hicieron hincapié en que esta situación afecta a la calidad de la atención pese al «esfuerzo por proporcionar los mejores cuidados». Denuncian que se han visto abocados a aumentar las horas de trabajo, así como la cantidad de pacientes que cada profesional tiene que atender.
4 comentarios
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Gracias sanitarios. Esperamos DIMISIONES DE LOS RESPONSABLES POLÍTICOS qué camino de TRES AÑOS han sido incapaces de hacer las UCIS necesarias para evitar que durante DOS FINES DE SEMANA se tuviesen que derivar pacientes según informó el 061
Saturación o no saturación.esa es la cuestion..
En febrero hay muchos resfriados.
¿Podrían alguna vez informar de las UCIs del resto de hospitales de Mallorca y de todas las demás islas?