Vivir entre rejas. Estos son algunos de los veinticinco cachorros que viven en las jaulas de Son Reus y que están a la espera de una resolución judicial. Los animales van cumpliendo meses sin que puedan ser acogidos por una familia y socializar con humanos, vital para una buena convivencia. | SOS SON REUS

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Desde el 25 de enero, 25 cachorros están varados en Son Reus y no pueden ser adoptados porque esperan una resolución judicial. Se trata de perros de la raza labrador, husky, cocker, teckel, westy, chihuahua o jack russell y en el mercado alcanzan un valor medio de 1.000 euros cada uno. Estos animales provienen de criaderos ilegales del Este y recalaron en Palma en una tienda de animales. Aunque reciben cuidados y su salud es buena, las jaulas de Son Reus no son el mejor lugar para un cachorro.

Hace unos meses y tras una denuncia anónima por el mal estado en el que se encontraban, la Guardia Civil y el Seprona llevaron a cabo la ‘Operación Canicat’, que también rescató a cachorros de establecimientos de la misma firma en Mataró y Telde (Las Palmas). Ahora, los animales están a la espera de que los tribunales dicten sentencia mientras el dueño de la tienda no renuncia a su propiedad.

Pero la espera se alarga y los cachorros siguen cumpliendo meses en cautividad y perdiendo la oportunidad de socializar con humanos. Algunos de ellos, incluso, ya han entrado en la adolescencia. Desde Son Reus señalan que «los cachorros están en depósito». La dirección del refugio y el regidor de Medi Ambient i Benestar Animal, Ramon Perpinyà, mandaron un escrito al juzgado «para que se agilicen los trámites y así asegurar el bienestar de los animales». De momento no han recibido respuesta pero los perros ya llevan tres meses en el centro municipal y desde su nacimiento han vivido siempre en cautividad y sin familia.

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En el escrito remitido el pasado mes de febrero por el regidor Ramon Perpinyà al Juzgado de Instrucción número 9 de Palma, que lleva el caso, se advirtió de que «los animales no han podido ser puestos en adopción debido a que el poseedor de los animales no ha renunciado a su titularidad, pese a que ninguno tiene el chip puesto a su nombre».

«De acuerdo con la opinión de los técnicos municipales, los animales están en un momento crítico de su desarrollo social, lo que hace urgente su adopción. Esto hace muy inconveniente y contraproducente que se mantengan en Son Reus, siendo lo mejor para sus intereses que se puedan ofrecer en adopción lo antes posibles», se dice en la carta. El regidor añade en la misiva que «una estancia de larga duración en Son Reus, como consecuencia de la tramitación de un expediente penal, no es conveniente para el bienestar de estos animales».

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Perpinyà solicita al juzgado «que se tomen las medidas necesarias para que los animales puedan ser ofrecidos en adopción, evitando los perjuicios que puedan derivan de una prolongación excesiva de la situación actual». Fuentes de Cort aseguran que «todos los perros que salen de Son Reus lo hacen esterilizados y vacunados. Pasean cada día y reciben atención veterinaria». Pese a todo, «un perro debería tener una familia. Este no es su lugar. Están en un momento óptimo para educarlos y necesitan el apego de la familia».

Asimismo, aseguran que «precisamente una de las funciones de Son Reus es atender estos lamentables casos». Lo cierto es que estos cachorros tienen todas las papeletas para ser adoptados pero fuentes de Cort avisan de que «todo el mundo se vuelca en acoger cachorros y perros de raza pero se olvidan de los perros que tienen más edad y sin pedigrí, aunque al final acaban saliendo todos».

Un perro adulto recibe los cuidados de un voluntario de Son Reus.

En otras ocasiones en las que había cachorros en similares circunstancias «se ha colapsado nuestra web, así como la centralita y las visitas con cita previa, por la demanda de los ciudadanos. Esta situación es un problema para el día a día de Son Reus y para otros perros que están ahí».
Nieves Martín, presidenta de SOS Voluntarios de Son Reus, asegura que «los cachorros se vuelven locos, necesitan vivir en un hogar, aprender a pasear con una correa, convivir con adultos y niños... El día que se den en adopción, deberá ser para alguien que esté preparado y con la ayuda de un etólogo porque tendrán un comportamiento desquiciado».

‘Operación Canicat’. La Guardia Civil realizó inspecciones en Palma, Marató y Telde a una empresa por comercialización ilícita de animales domésticos. Los animales procedían de países del este de Europa y llegaban a Mataró, luego eran distribuidos a Mallorca y Canarias. Foto: GUARDIA CIVIL

Martín dice que «hay cachorros que ya han cumplido el año y ves que no están bien. Los animales más pequeños están juntos en una jaula y se hacen compañía pero los hay que no han socializado».
La presidenta de la asociación reclama al juzgado que tome ya una determinación, «son seres sintientes y muy sensibles». Y reclama que «se den en acogida hasta que se finalicen los trámites judiciales, se den en adopción definitiva o que el dueño renuncie a su tenencia y queden bajo la responsabilidad del Seprona y el juzgado».

El apunte

Veinticinco perros sin nombre a la espera de un hogar de verdad

Los veinticinco cachorros aún no han recibido ningún nombre. Un pequeño detalle que puede dar una idea de las carencias afectivas que han sufrido en su corta vida. Martín advierte de que uno de los peligros de dar en adopción a estos animales es que «puedan tener la tentación de destinarlos a la cría, ya que son de raza. Por eso pedimos que sean esterilizados». Martín teme que su actual dueño los recupere y que, ya que podrían haberse hecho mayores por la tardanza del juicio, «los dedique a criar». SOSVoluntarios de Son Reus ha decidido personarse en la causa y Martín agradece la ayuda desinteresada de la procuradora Sara Coll y el abogado Xavier Vidal, que «se han ofrecido gratis para salvar a estos cachorros». Mientras tanto, el tiempo sigue pasando. «Podrían pasar hasta dos años en Son Reus», advierte Martín.