La carne y el aceite son dos de los productos más encarecidos; en la imagen, una mujer en la carnicería. | SERGIO G. CANIZARES

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La propuesta de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para fijar una cesta de la compra de productos básicos con precios máximos no cuenta con el apoyo ni de los productores ni de los vendedores baleares. El campo lo ve inviable y teme además acabar siendo quien pague los platos rotos; los distribuidores lo consideran «disparatado» y el pequeño comercio se une al escepticismo de las cadenas de supermercados añadiendo además que serían los más perjudicados porque al tener menos margen de maniobra que los grandes acabarían perdiendo el favor de los clientes.

El gerente de Asaja, Joan Simonet, se posiciona radicalmente en contra de lo que considera «nada más que un sistema de intervención de precios propio de otra época». Le preocupa que una medida así «acabara repercutiendo la bajada de precios por abajo», es decir, sobre los productores y vería más eficiente «atacar el problema tratando de disminuir los costes de producción con un abaratamiento de la energía».

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En similares términos se expresa Miquel Coll, presidente de la Associació de Productors d'Agricultura Ecològica de Mallorca (Apaema). «Tenemos miedo de que esta limitación nos acabe afectando si no nos dan una garantía de que los payeses podremos seguir vendiendo a un precio que soporte los costes de producción».

Productos locales

Desde el pequeño comercio, Afedeco y Pimeco, sus respectivos presidentes, Antoni Gayà y Antoni Fuster, redundan en la idea ya expresada por la Confederación Española de Comercio (CEC) de que los pequeños comerciantes no disponen de margen de beneficio para limitar precios. Asimismo, reivindican que en el caso de que cuajara la lista de la compra de Díaz, ésta debería integrarse con productos locales de cada territorio.

Por último, el presidente de la Asociación de Distribuidores de Bebidas y Alimentos de Balears, Tolo Servera, opina que la propuesta «no tiene ningún sentido» y señala que en todo caso, para atajar los efectos del imparable encarecimiento de la cesta de la compra «solo veo una solución: elegir una docena de productos básicos y bajarles el IVA».