Rosana Morillo, Secretaria de Estado de Turismo. | Teresa Ayuga

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Rosana Morillo, la nueva secretaria de Estado de Turismo del Gobierno, realizó ayer su primera visita oficial a las Islas. Afronta un final de legislatura con muchos retos y los fondos comunitarios son, entre otros, su principal objetivo por el impacto que tienen en los destinos turísticos y en el tejido empresarial.

¿Qué retos se ha marcado en lo que queda de legislatura?
— Terminar el reparto de los fondos europeos de 2022, tanto en las autonomías como en planes energéticos y en el tejido productivo. Ante esto hay que destacar cómo estos fondos están transformando los destinos de una manera casi quirúrgica en los territorios. Y el tercer punto de importancia a reseñar es la presidencia de España en la Comisión Europea en el segundo semestre del año, en donde el turismo será una parte importante a tratar.

Del sector privado pasó al público, en este caso al Govern, y ahora al Gobierno. ¿Qué opina de esta evolución?
— Es un cambio importante en el que se utiliza la experiencia de una etapa para mejorar la posterior. Tienes una visión del sector privado, luego autonómica y ahora nacional. Además, tengo la suerte de tener una red a nivel autonómico de mi etapa como directora general de Turisme en Balears. También tengo el apoyo de todo el sector turístico, tanto de los grandes, medianos como pequeños empresarios.

¿Se avecina un Fitur político?
— La programación de Fitur tiene una parte de visibilizar a España como destino turístico, que es muy competitivo a nivel mundial. No tiene un tinte político sino más bien estratégico para promocionar España en el extranjero. Lo que sí podemos decir es que en este Fitur habrá mejor cifra de visitantes.

¿Cómo vislumbra 2023?
— La temporada turística pasada ha sido buena y la de este año va a ser la de la recuperación turística total, tal y como nos indica la planificación de las aerolíneas en todos los territorios. Aspiramos siempre a la calidad del destino y a que España sea un país seguro.

¿Qué impacto han tenido la COVID y la guerra de Ucrania
— Tanto la COVID como la guerra han afectado a todos los destinos de larga distancia, pero estos mercados han sido reemplazados por otros. Una vez que se recuperen las conexiones y los mercados, España va a superar las cifras de 2019.

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¿Hay temor por las nuevas variantes de la COVID de China?
— Lo que hay es prudencia. La pandemia nos ha hecho aprender mucho. Estamos en una situación muy diferente a la anterior. Desde España controlaremos todos los vuelos que procedan de China y exigiremos certificados con una vacunación reconocida por la OMS. Confió en la ciencia y los avances científicos han sido determinantes. Nuestras vacunas tienen rango de cobertura de distintas variantes. Hay que ser prudentes y con tranquilidad absoluta para que España no pierda la reputación de destino seguro. Lo importante es ir tomando las decisiones para no ir hacia atrás con la pandemia. Debe imperar la prudencia y tomar las decisiones correctas, pese a toda la incertidumbre que existe.

¿Volveremos a tener otro verano con conflictos aéreos?
— Es un problema global y transversal que ha afectado a España y a los mercados emisores. El 2022 era un año de transición por la guerra y la crisis energética    y ahora está todo más en su sitio. Esto indica que 2023 será algo más normal y confío en que los problemas estén ya resueltos por interés propio del negocio y de las propias aerolíneas.

¿El invierno seguirá siendo un problema para los destinos?
— Vamos a seguir la estrategia de trabajo enfocada a que no sea así. Los fondos europeos son la gran oportunidad para diversificar y desestacionalizar los destinos turísticos españoles de sol y playa. Alargar la temporada, diversificar y crear nuevos productos para captar la demanda y reforzar la oferta de sol y playa a lo largo de todo el año. Aquí, hay que incluir el plan nacional onogastronómico.

¿Cómo valora la apuesta empresarial por invertir, así como la de las administraciones?
— La mejora de la calidad de una zona es un esfuerzo conjunto del sector público y privado. Una zona se transforma de forma conjunta con el diálogo y colaboración de compartir esta estrategia. Es necesario todo ello por competitividad. Hay que invertir en la mejora del producto y de las propias zonas.

¿Se avecina un verano con guerra de precios entre destinos competidores?
— Balears no ha jugado al precio, sino que ha apostado por la calidad. La estrategia del sector turístico balear y del resto de zonas no ha sido competir en precios con Turquía o Egipto, sino ofrecer seguridad al visitante. En todos los destinos, asimismo, se ha producido un encarecimiento de los precios por todos los condiciones energéticos y ello no ha sido un elemento desmotivador de las reservas.

Ley Turística balear y el convenio de hostelería. ¿Qué opina?
— La ley ha sido pionera y valiente, aunque es una cuestión balear. El convenio es una cuestión a trabajar entre las partes.