El grupo de investigación en Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo (Nucox) de la UIB forma parte del estudio 'Predimed-Plus', el de mayor envergadura realizado hasta el momento sobre los efectos de la dieta mediterránea en la salud.
El proyecto quiere demostrar los efectos, a largo plazo, de perder peso en base a esta famosa dieta, combinada con el ejercicio físico. Se quiere ver si incide, directamente, en la obesidad, la diabetes, ciertos tipos de cáncer, o sus efectos en la calidad y esperanza de vida y los mecanismos implicados. Para ello, sobre todo, se necesita tiempo. El estudio empezó en 2014 cuando se reclutaron a unas 6.700 personas de hasta 23 localidades diferentes en España con sus respectivos grupos de investigación.
El de Balears está dirigido por el doctor Josep Antoni Tur, catedrático de Fisiología e investigador principal de un proyecto que impulsa el área CIBEROBN, del Instituto de Salud Carlos III. Los participantes tienen entre 55 y 75 años, sin patologías cardiovasculares o enfermedades graves, incapacitantes y «debían cumplir alguno de estos criterios de síndrome metabólico como son la hipertensión, la hiperglucemia en ayuno, los trigliceridos altos, el colesterol bueno bajo o bien la obesidad abdominal», explica el responsable. Por otra parte, «su índice de masa corporal tenía que ser de entre 27 y 30, es decir, con sobre peso u obesidad.
El objetivo es que todos ellos pierdan peso, reduzcan la cintura y también sus parámetros metabólicos. «Llevamos seis años de seguimiento viendo si les hemos cambiado el estilo de vida, todavía nos queda uno y después podremos dar los primeros resultados», añade Tur.
Lo primero que quiere comprobarse es si mejora la salud cardiovascular y lo que ya se pueden anunciar es que «se puede revertir la diabetes de tipo 2 en un insulino dependiente, lo hemos conseguido».
Y es que, que la dieta mediterránea es una de las mejores del mundo ya se sabe, «pero no se aplica correctamente y el estudio nos dejará ver qué falla». ¿Por qué no funciona? «Porque comemos más de lo necesario y nos movemos menos de lo que deberíamos», responde Tur. «No nos costó que nuestro pacientes cambiaran de dieta pero sí que se movieran, muchísimo y eso se ve en las analíticas», añade. Los participantes en el proyecto llevan un reloj que controla su actividad y si es o no ligera. Ha habido antes proyectos similares, «a nivel Estados Unidos se han hecho pero como éste ninguno, nosotros nos basamos en aparición de enfermedades».
4 comentarios
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Alguien se está forrando.
Una cosa es disponer de la dieta mediterránea y otra seguirla como se comenta en el artículo. Pero hay más variables. Por ejemplo comparativa del esfuerzo calorico que comportaba generar esa dieta antes y ahora estudiando: % población dedicado al sector primario; grado de mecanización de dicho sector y % uso de abonos químicos, ya que conllevan menos esfuerzo que los naturales. O por ejemplo comparando el poder adquisitivo y la disponibilidad del producto antes y ahora: antes de la llegada del turismo, no había dinero para comer carne y marisco a diario. Y de haberlo, no debía haber para todos. Hoy en día, entre mercados y supermercados, la disponibilidad es total todo el año. De esto se deduce una tercera y cuarta variable. Por un lado ya no comemos producto de temporada. Por otro, al hablar de disponibilidad, no solo es poder elegir qué queremos comer a diario todo el año sino cuánto. Antaño, había épocas de carestía (estaban más expuestos a las inclemencias meteorológicas, guerras, etc) por muchos motivos. Por otro lado muchas culturas mediterráneas han practicado distintos tipos de ayuno, aquí p.ej durante la cuaresma. Y en general la gente se movía más antes: no había vehículos motorizados, no había teléfonos, calefacción, no había ordenadores, TV con mando a distancia, aspiradores inteligentes, etc... Es algo que debe afectar a las dietas de todo el primer mundo porque va más allá de la propia dieta. Quizá los mejores resultados se consigan no en primer mundo (exceso) ni en el tercer (defecto) sino en un punto intermedio, que ha sido la realidad de este país durante mucho tiempo.
Cuántos millones cuesta el estudio?? Realmente hace falta??
Despúes de más de 40 años hablando de la dieta mediterránea y con mil estudios ya hechos, la UIB se pone en marcha. ¡Ánimos, seguro que algo os queda por rebañar del plato!