Es imposible escapar de ellas. Para contactar, pagar, ver películas, informarse, hacer orientarse y hasta para pagar impuestos. Las pantallas han invadido en las últimas décadas la mayoría de esferas: desde el trabajo, al entretenimiento, pasando por la burocracia y la educación. Los españoles pasan de media once horas al día frente a dispositivos electrónicos, según un estudio de la empresa demoscópica Sondea. En el caso de los menores, se mantienen cuatro diarias conectados a una pantalla fuera de las aulas, un total de 1.460 horas al año o, lo que es lo mismo, la mitad del tiempo que se debería dedicar a dormir, concluye el estudio anual de Qustodio. Otros datos señalan que el 71 % de los niños utiliza la tablet durante el desayunao, la comida y la cena.
En el Laboratori de Conducta i Tecnologia (BatLab) de la Universitat de les Illes Balears (UIB) estudian la relación entre las personas y la tecnología desde un punto de vista multidisciplinar. Participan profesores de siete campos distintos (derecho, informática, tecnología, educación, enfermería, fisioterapia y psicología) que tratan de determinar de qué manera la tecnología mejora o empeora el comportamiento de las personas. «Las pantallas no hacen nada. Lo perjudicial es el abuso que de ellas se hace», resume Jordi Llabrés, profesor de Psicología y director del BatLab. Aunque la premisa parezca a simple vista evidente, el hecho de vivir rodeados de pantallas dificulta la desconexión. No es perjudicial utilizar la tecnología, incluso pasarse de vez en cuando horas de más, tranquiliza Llabrés, sino que el problema reside en dejar de hacer actividades, como quedar con amigos, hacer deporte o estudiar, por pasar más tiempo frente a estos dispositivos. «Es muy fácil caer en un exceso de uso. Todo lo que hay detrás está diseñado para mantener la atención el mayor tiempo posible, de forma indefinida», apunta Llabrés.
Según los últimos estudios científicos, el uso excesivo de dispositivos electrónicos en niños pone en riesgo cinco procesos cognitivos básicos: la percepción, la atención, la memoria, el lenguaje y el pensamiento. También podrían derivar en problemas psicológicos, como la ansiedad o la ira, e incluso psiquiátricos (los mismos estudios relacionan el aumento del tiempo de uso de pantallas con un incremento de casos de trastornos de déficit de atención o hiperactividad). Ante semejantes riesgos, Llabrés pone el foco en las normas de uso parentales. «Lo peor que puede hacer un padre es prohibir usar a su hijo las pantallas», ya que al tener, de mayor, acceso a ellas, será más propenso a un mal y sobreuso uso de las mismas, debido a la falta de aprendizaje, asegura.
Las limitaciones parentales recomienda que tengan sentido y hacérselas entender a los niños como parte del proceso de introducción a estas tecnologías, «no pueden ser estrictas y punto». En esa primera fase de contacto, el experto anima a utilizar las pantallas con los niños, darles ejemplo (no cayendo los padres en un abuso tecnológico), vigilar el contenido que consumen, proponerles plantes alternativos para priorizar, por encima de su uso, la vida social, actividades deportivas o el juego, Pese a que anima a introducirlas en la infancia, el experto es partidario, al mismo tiempo, de retrasar el uso del móvil hasta, como mínimo, los primeros años de instituto: «Antes de los doce años, muchos niños no están capacitados para poder tener un comportamiento adecuado con el móvil», una ventana abierta al mundo, a veces, sin límites.
Si bien es necesario tener en cuenta los posibles efectos adversos, desde el Laboratori de Tecnologia i Conducta enfatizan a su vez las ventajas en el campo educativo que conllevan: son capaces de amenizar el aprendizaje y extremadamente útiles para expandir conocimientos en lo que suscita curiosidad al pequeño.
Me acordaré siempre cuando en programas y noticias decían que los videojuegos eran malos y que todos éramos potenciales asesinos jajaja, ahora hay un asesino silencioso el cual no se habla y que causa estragos en la salud mental y mata a diario y se llama redes sociales.
Bon dia.
Després de llegir s'article, intersant; no he canviat gaire d'opinió.
Des de l'adolescència cap amunt, pens que amdues coses són realitat, perill i oportinitat. Res hi ha en el món que no sigui bó i dolent as mateix temps. Tot depén de com ho assimilem.
Abans de s'edat esmentada, per a mí, s'ús de pantalles conectades a internet repreesenta només un perill i greu. Sa manca de capacitat per a tenir criteri definit fa que els perills se multipliquin;i avantatge no en té cap que no se pugui endarrerir una quans anys sensa retardar s'aprenentatje.
Respecte a pantalles no conectades a internet, en qualsevol cas, els perills no són tan numerosos, pero en hi ha.
Només és una opnió personal; i no sóm profesional des tema. Ara bé, opino des de s'experiéncia. Sóm pare de milenials que vengueren sensa manual d'instruccións, com tots. He tocat i segueixo amb s'informàtica des de els anys 80 (Spectrum, Commodore 64). Vaig aplicar un criteri prudent amb ells. Avui puc dir que no ha anat malament.
Amb aixó se basa aquesta opinió.
Només afegir que els perills esmentats són silenciosos, i no se perceben de forma evident, només els efectes quan es mal ja ha s'ha fet envant.
Salutacións.
Y si además les quitas los libros en el colegio y les metes un Chromebook con acceso a internet sustituyéndolos, como se quedan?, enganchados no, lo siguiente…
Al lumbreras que metió los Chromebook en el sistema educativo le diría 4 cosas… se nota que no tenia hijos en edad escolar.
Els menuts no necessiten d'aquets aparells tan prest (que et perjudiquen els ulls, esquelet, muscles, sistema cardio-vascular, ... etc...etc.. Per a exemple un botó: el meu propi nebot, amb PSP (PlayStation Portable) des de els 5 anys, amb mòbil des de els 7 , i d'altres consoles vàries des de els 6 anys , que ara amb 20 anys, té gafes amb graduació altíssima, i un problema sever d'escoliosis (desviació columna) sever amb operació 3 vegades , i actualment amb una discapacitat oficial del 25%. IDÒ !? ... Jo tinc clar que un fill meu no tocaria cap mòbil fins als 13-14anys ; i de consoles RES fins els 8-9 anys, i controlat i mo-de-ra-da-ment.
Oportunidad para qué?….para crearles una adicción más a los peques de la casa?de verdad creéis que es algo bueno dejarlos con el telf etc horas para que los padres puedan desconectar de los hijos…aquí nada se les tendrá que tratar como a un adulto por la dejadez y vagueria de los padres.Hay muchas formas de que los peques puedan divertirse sin tener que tocar una maquinita,luego vendrán los llantos cuando les pasen la factura del psicólogo.
Los padres deberían reducir el número de horas permitidas y a su vez los contenidos (control de temas como la violencia o el sexo). De lo contrario los menores tienen acceso a contenido para adultos que puede afectar a su desarrollo personal.
6 comentarios
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Me acordaré siempre cuando en programas y noticias decían que los videojuegos eran malos y que todos éramos potenciales asesinos jajaja, ahora hay un asesino silencioso el cual no se habla y que causa estragos en la salud mental y mata a diario y se llama redes sociales.
Bon dia. Després de llegir s'article, intersant; no he canviat gaire d'opinió. Des de l'adolescència cap amunt, pens que amdues coses són realitat, perill i oportinitat. Res hi ha en el món que no sigui bó i dolent as mateix temps. Tot depén de com ho assimilem. Abans de s'edat esmentada, per a mí, s'ús de pantalles conectades a internet repreesenta només un perill i greu. Sa manca de capacitat per a tenir criteri definit fa que els perills se multipliquin;i avantatge no en té cap que no se pugui endarrerir una quans anys sensa retardar s'aprenentatje. Respecte a pantalles no conectades a internet, en qualsevol cas, els perills no són tan numerosos, pero en hi ha. Només és una opnió personal; i no sóm profesional des tema. Ara bé, opino des de s'experiéncia. Sóm pare de milenials que vengueren sensa manual d'instruccións, com tots. He tocat i segueixo amb s'informàtica des de els anys 80 (Spectrum, Commodore 64). Vaig aplicar un criteri prudent amb ells. Avui puc dir que no ha anat malament. Amb aixó se basa aquesta opinió. Només afegir que els perills esmentats són silenciosos, i no se perceben de forma evident, només els efectes quan es mal ja ha s'ha fet envant. Salutacións.
Y si además les quitas los libros en el colegio y les metes un Chromebook con acceso a internet sustituyéndolos, como se quedan?, enganchados no, lo siguiente… Al lumbreras que metió los Chromebook en el sistema educativo le diría 4 cosas… se nota que no tenia hijos en edad escolar.
Els menuts no necessiten d'aquets aparells tan prest (que et perjudiquen els ulls, esquelet, muscles, sistema cardio-vascular, ... etc...etc.. Per a exemple un botó: el meu propi nebot, amb PSP (PlayStation Portable) des de els 5 anys, amb mòbil des de els 7 , i d'altres consoles vàries des de els 6 anys , que ara amb 20 anys, té gafes amb graduació altíssima, i un problema sever d'escoliosis (desviació columna) sever amb operació 3 vegades , i actualment amb una discapacitat oficial del 25%. IDÒ !? ... Jo tinc clar que un fill meu no tocaria cap mòbil fins als 13-14anys ; i de consoles RES fins els 8-9 anys, i controlat i mo-de-ra-da-ment.
Oportunidad para qué?….para crearles una adicción más a los peques de la casa?de verdad creéis que es algo bueno dejarlos con el telf etc horas para que los padres puedan desconectar de los hijos…aquí nada se les tendrá que tratar como a un adulto por la dejadez y vagueria de los padres.Hay muchas formas de que los peques puedan divertirse sin tener que tocar una maquinita,luego vendrán los llantos cuando les pasen la factura del psicólogo.
Los padres deberían reducir el número de horas permitidas y a su vez los contenidos (control de temas como la violencia o el sexo). De lo contrario los menores tienen acceso a contenido para adultos que puede afectar a su desarrollo personal.