Rudy Gnutti en su casa de Roma, donde reside actualmente después de haber pasado 35 años en Barcelona.

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Antropólogo cultural, músico, documentalista... Rudy Gnutti (Brescia, Italia, 1963) lleva toda su vida trabajando en lo que le gusta, aunque eso, reconoce, sea un lujo cada vez más exclusivo y más alejado de las posibilidades de las nuevas generaciones. La preocupación por el futuro del trabajo es el hilo conductor de In the same boat, el documental que se proyectará el próximo martes, a las 19:00 horas, en el Cine Rívoli de Palma antes de un coloquio, organizado por el Cercle d'Economia de Mallorca, en el que participará el propio Gnutti. Renta básica, semana laboral de cuatro días o robotización del empleo son cuestiones abordadas ya entonces por la película y que han cobrado mayor vigencia si cabe a día de hoy.

Han pasado siete años desde ‘In the same boat' ¿Qué cambiaría o añadiría si la hiciera ahora?
Son siete años más hacia un futuro tecnológico. Hoy se ve una desigualdad cada vez mayor y un declive de la clase media en América y Europa. Una de las razones es que la revolución tecnológica está desplazando tareas que normalmente hacía la clase media, aparte de los trabajos más manuales que ya se habían automatizado.

¿El trabajo dignifica?
Entiendo que sí. El trabajo nos mantiene distraídos de la pregunta fundamental que nos hacemos en este mundo: «¿Por qué?». Pero no solo el trabajo. Zigmund Bauman dijo que la definición de felicidad se acerca mucho a tener un problema solucionable y solucionarlo. Esto es lo que cotidianamente nos da un sentido. Nuestra civilización se ha creado un juego que es el trabajo, que es además polifacético: sirve para distribuir la riqueza, para sentirse mejor, para tener relaciones sociales... El gran problema que tenemos ahora es que está fallando en la distribución de la riqueza.

¿Cada generación lo va a tener peor que la anterior a partir de ahora?
Sí. El problema que tenemos ahora, los jóvenes lo están teniendo de forma mucho más aguda. Les afecta de lleno ese lento desplazamiento de los trabajos más retribuidos e intelectuales a trabajos de servicios cada vez peor pagados que incluso ni el empresario quiere gastar dinero en automatizar: paga tan poco al trabajador que ni le sale a cuenta poner un robot. Por un lado se quejan de que hay gente que no quiere trabajar y por otro siguen pagando una miseria. El hecho de no encontrar mano de obra tendrá que hacer cambiar a los empresarios en ese sentido. Pero además, los jóvenes lo van a tener muy duro si no tienen otros ingresos que los del trabajo, aun con aumento salarial.

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¿Es por eso que defiende una renta básica universal?
Sí, porque la renta básica universal no es para vagos que no quieren trabajar, es simplemente algo inevitable. Vamos delegando casi todas las tareas a las máquinas y tendremos que crear una renta básica para los ciudadanos. Lo dijo Elon Musk hace poco: no es que sea positivo ni negativo, es lo que es. Pero antes que una renta básica propondría que el Estado recaudara -con impuestos a las empresas que tienen más beneficios- para conseguir que se organice y se reparta mejor el trabajo y la gente trabaje menos horas. Es importantísimo que suban los sueldos pero el cambio verdadero tiene que ser razonado a nivel global. Hoy día no hay otra vía que ser internacionalista.

Entonces cree que también es inevitable el paso a la semana laboral reducida.
Sí, porque no es solo una cuestión de justicia social, es una cuestión de funcionalidad. Le explico. Años 50 en las fábricas de Ford: el sistema fordista decía «yo pago mejor a mis trabajadores porque así ellos son los primeros compradores de mis coches». Los jóvenes ahora no pueden permitirse ni el coche, ni la vivienda, ni nada. Al empresario ya no le faltarán trabajadores, le faltarán consumidores. Si la mayoría de la gente no tiene dinero para comprar, la crisis está asegurada. Es lo que hay que entender, se necesita un feedback continuo entre productor y consumidor que si se rompe irá mal para todos.

¿Se ha globalizado la Gran Dimisión?
Nadie acaba de entender bien lo que está pasando. Nadie esperaba que tanta gente dejara el trabajo en EE.UU. Las cosas están cambiando. Si tenemos una tecnología que nos puede sustituir no puede ser que los jóvenes se queden solo con trabajos que son insoportables. Hay que pagar mucho mejor estas tareas y esa es la causa por la que creo que no encuentran personal. Se está generando un desorden increíble y la tecnología es causa importante.

¿La Inteligencia Artificial cambiará más el trabajo de lo que lo hizo la revolución digital?
Una profesora de IA que entrevisté en Italia me dijo que estamos tan adelantados que estamos llegando a un punto muy cercano del gran «¡guau!». Los científicos hicieron un manifiesto para parar todo seis meses porque vamos a vivir tantos cambios tan radicales y en tan poco tiempo que hay que darle un tiempo a la sociedad para que los asimile. Tenemos por delante una revolución más potente que la industrial o la digital. En la enseñanza va a crear todo un problema que no sé cómo se va a solucionar. Tenemos que manejarlo con mucho cuidado porque ya han llegado las máquinas que iban a hacer todo el trabajo que predijeron los atenienses clásicos. Estamos dando un salto hacia adelante espectacular pero sin saber las consecuencias.

Keynes era en el fondo un optimista. ¿Usted también?
Sí y no. Él ya dijo claramente en los años 30 que íbamos a tener un gran problema. Decía: cuidado, porque la vida con menos empleo puede ser muy bonita, pero el único ejemplo que conozco de gente con renta básica son las mujeres de los empresarios; y la mayoría son cocainómanas y alcohólicas. Conocía perfectamente los peligros. Hoy no sé si podemos ser tan positivos como él era. Keynes pensó en un futuro a largo plazo y ese futuro ha llegado. Hay que tener cuidado.

El dato

Estudió antropología cultural, pero ha dedicado toda su vida profesional a la música y al cine y la televisión.

Ahora está enfrascado en un documental sobre el economista John Maynard Keynes.
Fue alumno del mítico compositor Ennio Morricone en la Accademia Musicale Chigiana, en Siena.

El director de fotografía en ‘In the same boat’ es el mallorquín Fèlix Bonnin.

Originalmente, Gnutti había compuesto la banda sonora del documental para ‘Pa negre’, de Agustí Villaronga, pero decidió que no acababa de encajar con el tono de la película y abortó la colaboración con el cineasta mallorquín aconsejando a éste que explorara otras opciones. Posteriormente, rescató la composición para 'In the same boat'.