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Luis Riu, copresidente de Riu Hotels, vuelve a echar mano de su blog personal para dar una pincelada más de su vida y familia, aunque en este caso su información está enfocada a resaltar el papel de su madre, Pilar Güell.

«Hacía tiempo que quería escribir este post, pero ella es tan discreta que se ha resistido un poco. No puedo estar más contento de que haya accedido al fin a ser protagonista de uno de los artículos que tanto le gusta leer. Hoy hablamos de mi madre, Doña Pili, Pilar Güell, desde mi punto de vista, la persona de la familia Riu que todos los trabajadores y proveedores recuerdan con más cariño. Ella ha dejado una estela enorme, y no por ser quien es, sino por cómo es. Por su fuerza, su capacidad de trabajo y su gentileza».

Pilar Güell: detallista, certera, amable e imprescindible en la historia de RIU

«Es que a mí el trabajo me gustaba mucho, iba contenta, me encantaba charlar con todo el mundo, aprender de ellos y no cuesta nada ser amable. Siempre se lo he dicho a mis hijos y también a mis nietos: necesitamos a las personas, solos no llegaríamos lejos, y para que estén a tu lado tienes que tratar bien a todo el mundo», dice mi madre. Añade al respecto que «es una máxima que yo también intento aplicar. Odio el ambiente feo que queda tras una discusión y por eso intento evitarlas o arreglar la situación enseguida. Cuesta poco y el beneficio es enorme. Aunque también creo que es una cuestión de carácter».

Equipo de camareras de piso del hotel San Francisco de RIU en una imagen de 1957. En ella se ven los uniformes cosidos por María Bertrán y Pilar Güell, y a la pequeña Carmen Riu en el centro.

En boca de su madre pone: «Yo de jovencita era muy alegre, ahora me he quedado muy apagada», eso dice ella, riendo, y es que para sus 87 años de edad tiene un ánimo excelente. En eso nos parecemos, aunque ella dice que yo soy más divertido. «Si está Luis, siempre nos hace reír». Qué va a decir, es una madre orgullosa y no se queda corta en halagos. «Claro, para mí Luis es excepcional. Tiene visión, gusto, es detallista», no está feo ponerlo si es ella quien lo dice, ¿no?«.

Doña Pili, el ojo experto en la revisión de obras de los hoteles de RIU

En el blog explica que »Los dos somos detallistas. Durante muchos años, y hasta que se retiró, trabajó en las obras. Con tareas muy diferentes dependiendo de lo avanzado del proyecto. Desde revisar la calidad del alicatado, hasta los más mínimos detalles de limpieza o de la decoración. «Si miras, lo ves, lo básico es mirar. Yo siempre he intentado ponerme en los ojos del cliente. Por ejemplo, me metía en la bañera para ver lo que el cliente vería. Y si el remate de los azulejos o la grifería tiene fallos, lo que se transmite es falta de calidad. A más de un encargado de obra le he hecho meterse en la bañera para que lo viera también con sus ojos», eso explica mi madre y es una muestra perfecta del nivel de detalle con el que trabajaba. Hasta la fecha, Pilar Güell ha estado en más de 60 aperturas de hoteles de Riu Hotels.

Al respecto, Luis señala: «Pero no siempre estuvo en la obra. En los primeros años en el hotel San Francisco se organizaba con mi abuela María para repartirse multitud de tareas. El primer año del hotel, tenían lavadora, pero no aclaraba. Ellas tenían que aclarar la ropa y luego meterla en la centrifugadora y tender. Ellas mismas cosieron cortinas, sábanas, colchas, manteles y servilletas. Pero también atendían el bar o la recepción, además del departamento de pisos». «Éramos una familia y todos trabajábamos juntos. Ibas haciendo una cosa, luego asumías otro trabajo, añadías otra tarea, y como era gradual, ni te dabas cuenta», con esta naturalidad explica ella su enorme capacidad de trabajo. Y no importa cuánto tiempo pasa, sigue diciendo hoy que ella «no es técnica de nada» y por eso siempre ha estado atenta a lo que podía aprender. Desde algún truco de limpieza de una camarera hasta fontanería de algún técnico. Al final, ha acabado teniendo un enorme conocimiento técnico de todo.

Pilar Güell, doña Pili, pieza clave de la gestión de la cadena hotelera RIU durante décadas, ha destacado siempre por su elegancia.

Precursora del sistema de trabajo de las camareras de piso de RIU

La empresa creció pronto, primero con la ampliación del San Francisco, y luego con la apertura de nuevos hoteles. Para Luis, ella lo resume así: «En invierno hacíamos obra, o limpieza general, y en verano era la Gobernanta General. Y es que ella, que siempre ha sido muy madrugadora, se especializó en el departamento de limpieza. Durante años se encargó de organizar el trabajo de cada camarera de pisos de todos los hoteles de la Playa de Palma, que llegaron a ser diez».

Resalta el volumen de trabajo que era capaz de asumir su madre. «Siempre ha tenido una enorme fuerza vital. Una capacidad natural para trabajar y motivar. Ella ha sido una pieza clave en la creación de la empresa que hoy es RIU. En aquellos primeros años en los que todo estaba por hacer, ella estableció unas bases muy sólidas en el sistema de trabajo que se ha implantado en cada hotel desde entonces».

Tres generaciones de la familia Riu: Juan Riu y María Bertrán; Luis Riu y Pilar Güell; y Luis y Carmen Riu.

Del talante como madre, Pilar Güell apunta: «Cuando erais pequeños, yo esperaba a que salierais hacia la escuela antes de ir a trabajar, así que entraba sobre las 8.30. Y cuando volvíais, yo iba a casa para estar con vosotros hasta la hora de dormir y luego me iba a atender el bar mientras os quedabais con la abuela. Lo podía hacer así porque la casa estaba al lado de los hoteles», recuerda ella. Y si habla de nosotros no puede evitar decir que éramos muy buenos niños. «Sí, Carmen y tú erais muy buenos. Nunca nos disteis problemas grandes, aparte de los normales de la adolescencia. Yo siempre he confiado mucho en los dos».

En sus últimas apreciaciones, Luis Riu resalta lo adelantada que era su madre en la gestión de recursos humanos en la cadena, así como su labor supervisora en los hoteles de Riu y en Canarias, Punta Cana y México. Al final, concluye que «es una madre de familia, empresarial, trabajadora y amiga». Y resalta que «hemos tenido el mejor espejo en el que mirarnos, tanto personal como profesionalmente».