Lucía Lobato, tras salir de su jornada laboral.

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Lucía Lobato, de 20 años, es una joven que desde sus 18 no ha dejado de trabajar a la vez que estudiar. Es un claro ejemplo de luchadora con un único fin: independizarse y emprender una vida estable. Grace Mercedes, de 25 años, es trabajadora y gana lo suficiente como para poder optar a un alquiler en condiciones. Sin embargo, ni la situación de Lucía, ni la de Grace, les da para cumplir su objetivo debido al alto precio que hay que pagar, hoy en día, para emanciparse en la capital balear.

«Los jóvenes estamos fastidiados por todos lados», dice con enfado Lucía. En su caso, vive con su madre y su hermana pequeña. Es integradora social, trabaja en una vivienda tutelada supervisando a personas con discapacidad y está estudiando el grado de Educación Social. «Pensé en la idea de independizarme a principio de este año, pero ha subido todo una barbaridad, y fuera de Palma no puedo ya que no es solo el alquiler, sino también se sumaría el coche para trasladarme cada día al trabajo. No me quedaría nada para comer», asegura.

Ha mirado de todo y todas las opciones. En su caso, si el escenario fuera distinto, podría alquilar un piso sola, pero no lo es: «Yo miraba pisos por 600 o 700 euros, lo máximo que puedo, pero no encontré. Estoy viendo en Palma alquileres de más de 1.000 euros. Así que pensé en compartir piso, pero la realidad es que por una habitación enana, y sin nada, ya eran 350 euros. Me veo viviendo con mi madre hasta los 30 si los precios siguen así». Esto ha provocado que Lucía se plantee «seriamente» mudarse fuera de la Isla. Tiene familia en Andalucía y conoce de primera mano que allí las cosas están mejor a nivel de vivienda. Pero, por otro lado, le retiene el trabajo social, ya que en Mallorca, dice, «hay mucha oferta».

Los jóvenes de Mallorca y la 'misión imposible' de emanciparse: «Estamos fastidiados por todos lados»
Grace Mercedes, en una cocina de la ofina de Hogar sí- Proviviendas.

Malas experiencias

Grace Mercedes es una de los 30 jóvenes que han entrado en un programa de Hogar sí y Proviviendas para paliar el sinhogarimos juvenil. Pero antes de tener esta situación temporal, la joven relata un abanico de «malas experiencias» en los pisos en alquiler en los años anteriores. Ella, que trabaja desde hace tiempo, pasó primero por un centro de emancipación durante un año y medio. Luego empezó a buscar habitaciones, de unos 400 euros, «pero no valían nada», relata.

«El año pasado estuve en un piso cuyas condiciones eran malas. Estuve pocos meses, y de lo que era un piso para dos, éramos muchos allí metidos». Grace Mercedes relata además la «poca intimidad» que había, «perros que subían a las camas y nada de limpieza». Tras malas experiencias, ha podido entrar en el programa social y confiesa estar ahora «muy bien». «Conozco gente que ha pasado por lo mismo que yo, en el sentido de que está buscando piso para independizarse, pero la mayoría tiene ayuda de sus familias en casi todos los casos. Yo no, no tengo esa ayuda».

Ambas opinan que «no hay suficientes casas» para que un joven, con un salario, pueda independizarse. Además, como añade Grace Mercedes, «la mayoría están destinadas al turismo». Ahora que hay un nuevo gobierno balear, Lucía espera que «piensen en los jóvenes porque somos la nueva generación. Y somos la población que le está dando voz a los problemas que vemos y que nos afectan. Ya no es solo bajar alquiler, sino que nos den más oportunidades laborales», reflexiona.