Delgado explica el traidor del título: «Viene de cuando tomé una decisión importante en mi vida, la de abandonar el sacerdocio, que significó para mí un cambio de posición mental y personal en muchos temas. En una casa del Opus Dei a mí me calificaron como traidor», explica. Pero añade: «Si alguien traicionó a alguien fue la Iglesia a mí, yo no me fui por un lío de faldas». Recuerda que pasó una crisis de cinco años de reflexión: «El mundo no tenía nada que ver con lo que me habían enseñado».
No se ha reconciliado con la Iglesia: «No me interesa. Intelectualmente no me interesa nada. Me interesan el Cristianismo y Jesús de Nazarez. Sí me interesa Francisco. Este papa entiende las cosas de manera muy diferente». En el libro cuenta su recorrido intelectual desde esa crisis a asumir hacer como guía de su vida el «proyecto humanizador de Jesús». «Jesús dijo: ‘imitadme en u modo de vida'. Al templo solo fue dos veces y una fue con el lático. Para orar y rezar no se necesita ir a una iglesia. También dijo que hay que cuidar del enfermo, de las relaciones humanas. Es necesario vivirlo en el día a día. ¿Qué Cristianismo es si no cambia tu vida personal? Tenemos que cambiar de vida y eso es lo que cuesta». Reflexiona que es algo que comparte Francisco pero es escéptico con la institución. «Mientras la iglesia no haga esto irá a peor. Se le va la gente. No va nadie». Pone como ejemplo la cerrazón a que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes, bien atada por los anteriores papados. «Van a dejar a la mitad del rebaño descontento».
También ataca la falta de libertad dentro de la Iglesia y algunas manifestaciones políticas por parte de obispos. «La polarización no es buena ni es cristiana. La Iglesia no puede entrar ahí».
Tras una carrera como catedrático de Derecho y abogado, «he divorciado a media Mallorca», concluye: «Cuanto más estás en las cosas de este mundo pero las tratas de distinta manera, con compasión y con bondad, más cerca estás de Dios. Yo estoy viviendo esto. Trato de seguir ese camino con mis debilidades humanas».
5 comentarios
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Lo recuerdo como el profesor más grosero que tuve en toda la carrera de Derecho.
Es extraño no ver críticas de sus alumnos de la uib en derecho canónico.
Todo postureo, de un ultra como sus hijos, que odian todo lo que huele a Mallorquín y que no se han adaptado nada aquí. Todo falso. Supongo que es un último intento de lavar su imagen y conciencia.
hola Gregorio no sabes quien soy pero yo si te conozco de hace muchos años No soy creyente ni ateo no todo lo contrario pero te entiendo perfectamente y creo que eres valiente con lo que mantienes sigue asi
No tengo nada claro el futuro eterno de este Sr. Y el tampoco debería tenerlo claro, si aún puede rectificar el daño que ha hecho por aquí.