Gregorio Delgado, en su despacho profesional. Jurista, abogado y catedrático de Derecho, publica un libro sobre su vivencia personal de la fe.

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«La última palabra sobre mi vida la quería decir yo». Gregorio Delgado del Río publica La despedida de un traidor, la búsqueda personal de Dios. En el ensayo, el jurista reflexiona sobre la fe y su heterodoxo camino personal que le ha llevado, como conclusión a afirmar: «Tú, practica el Evangelio y no te equivocarás».

Delgado explica el traidor del título: «Viene de cuando tomé una decisión importante en mi vida, la de abandonar el sacerdocio, que significó para mí un cambio de posición mental y personal en muchos temas. En una casa del Opus Dei a mí me calificaron como traidor», explica. Pero añade: «Si alguien traicionó a alguien fue la Iglesia a mí, yo no me fui por un lío de faldas». Recuerda que pasó una crisis de cinco años de reflexión: «El mundo no tenía nada que ver con lo que me habían enseñado».

No se ha reconciliado con la Iglesia: «No me interesa. Intelectualmente no me interesa nada. Me interesan el Cristianismo y Jesús de Nazarez. Sí me interesa Francisco. Este papa entiende las cosas de manera muy diferente». En el libro cuenta su recorrido intelectual desde esa crisis a asumir hacer como guía de su vida el «proyecto humanizador de Jesús». «Jesús dijo: ‘imitadme en u modo de vida'. Al templo solo fue dos veces y una fue con el lático. Para orar y rezar no se necesita ir a una iglesia. También dijo que hay que cuidar del enfermo, de las relaciones humanas. Es necesario vivirlo en el día a día. ¿Qué Cristianismo es si no cambia tu vida personal? Tenemos que cambiar de vida y eso es lo que cuesta». Reflexiona que es algo que comparte Francisco pero es escéptico con la institución. «Mientras la iglesia no haga esto irá a peor. Se le va la gente. No va nadie». Pone como ejemplo la cerrazón a que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes, bien atada por los anteriores papados. «Van a dejar a la mitad del rebaño descontento».

También ataca la falta de libertad dentro de la Iglesia y algunas manifestaciones políticas por parte de obispos. «La polarización no es buena ni es cristiana. La Iglesia no puede entrar ahí».
Tras una carrera como catedrático de Derecho y abogado, «he divorciado a media Mallorca», concluye: «Cuanto más estás en las cosas de este mundo pero las tratas de distinta manera, con compasión y con bondad, más cerca estás de Dios. Yo estoy viviendo esto. Trato de seguir ese camino con mis debilidades humanas».