Joan Miralles, este jueves, en Palma después de la entrevista. | Pilar Pellicer

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El presidente de la Obra Cultural Balear (OCB), Joan Miralles Plantalamor (Montuïri, 1976), destaca la importancia de que el Congreso vaya a utilizar las diferentes lenguas cooficiales, incluida la catalana. Pero precisa que otro punto que ha aceptado impulsar el Gobierno de Sánchez –que el catalán sea reconocido como lengua oficial por el Parlamento Europeo– todavía tiene más trascendencia. También se refiere al acuerdo al que ha llegado la presidenta del Congreso, Francina Armengol, con el expresidente de la Comunitat Valencina, Ximo Puig, y a los primeros pasos del Govern del PP en relación a la lengua.

Se podrá utilizar el catalán en el Congreso de los Diputados...
—Y en Europa. Es una reivindicación histórica de la OCB y celebramos el reconocimiento.

Aunque Armengol no lo citó en un primer momento, también se incorpora el valenciano. ¿Eso no reabrirá el debate sobre cómo llamar a la lengua?
—Sobre «cómo llamar», efectivamente. La denominación de valenciano está reconocida por el Estatuto de esa comunidad, aunque la Academia Valenciana ha dejado claro que es catalán. Valenciano es la manera que tienen en Valencia de llamar al catalán que se habla allí. Igual que en Mallorca lo hemos llamado mallorquín.

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¿Es la misma lengua?
—Este es un debate que ya tendría que estar cerrado. Lo que es muy triste es que quienes más pegas han puesto al acuerdo son quienes ahora reviven este debate. El nuevo Govern valenciano no aludió a esta cuestión hasta que la presidenta del Congreso hizo el anuncio. La lengua común de Catalunya, Balears y Valencia se conoce internacionalmente como catalán. También los argentinos llaman argentino al castellano o español que se habla allí. Lo delicado no es el debate nominal sino el debate político que lleva aparejado.

¿Y no habrá quienes propongan que se cite mallorquín o menorquín o ibicenco en el Congreso igual que se cita al catalán?
—Nuestro Estatut d'Autonomia es claro y también está clara la posición desde el punto de vista de la filología. Vamos a estar atentos, igual que a todas las actuaciones relacionadas con nuestra lengua.

¿No será difícil que se reconozca el catalán como una de las lenguas oficiales de la UE?
—No tendría por qué. Es la decimotercera lengua más hablada y tendría mucha trascendencia que se aprobara formalmente y fuera aceptada según la propuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores que el Gobierno de España se ha comprometido a defender. Si lo del Congreso es simbólico, aunque imprescindible, lo importantes es que el catalán pueda ser lengua oficial en Europa. No sólo porque el catalán vaya a utilizarse en los debates del Parlamento Europeo, sino porque esa medida abre otras puertas; por ejemplo el etiquetaje de productos en catalán y su uso en otros ámbitos y en igualdad que el resto de idiomas.

Antes comentaba usted que estarían atentos. ¿Qué espera de la política lingüística del nuevo Govern?
—De momento, sólo hemos visto pasos atrás. Tanto en declaraciones como en algunas medidas y anuncios, como el de la creación de esa oficina de derechos lingüísticos que llevará Vox. No hemos visto ninguna medida que indique que será una prioridad.