El alcalde Jaime Martínez recibió a autoridades y participanes en la cumbre en Cort. | A.P.

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Mucha policía (uniformada o no), drones, un helicóptero sobrevolando a gran altura el casco antiguo de Palma... Y muchos turistas y residentes preguntando a los chicos de la prensa allí apostados qué ocurría, a qué se debía todo esta parafernalia. Toda la que rodea al Foro Europeo de Turismo de la Unión Europea, enmarcado dentro de la presidencia española y que este martes vivirá su momento cumbre con la reunión de ministros del sector en el Palau de Congressos. La misma que impactó a quienes en una ventosa y ya oscura tarde de lunes transitaban por la capital mallorquina, 'tomada' por las fuerzas de seguridad para proteger a esos 'turistas' de alto rango. Más en un momento de tensión internacional en el que toda precaución, y más en un encuentro de este calibre, nunca está de más.

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La comitiva hizo una parada para admirar la Catedral.    Fotos: T. AYUGA

La irrupción de dos autocares en Cort fue el punto de partida. De ellos bajaron los esperados altos representantes de la UE, recibidos entre otros por la delegada del Gobierno, Aina Calvo, el conseller de Turisme del Govern, Jaume Bauzà, y de manera especial por la secretaria de Estado de Turismo, Rosana Morillo, quien ejerció de anfitriona y rostro visible del Gobierno en una cita que tuvo una primera parada institucional en el Ajuntament de Palma. Allí les aguardaban el alcalde de Ciutat y el teniente de alcalde y regidor de Turisme, Jaime Martínez y Javier Bonet, respectivamente, que agasajaron a los presentes con una visita guiada por algunos de los rincones más emblemáticos del corazón de la ciudad, una actividad gestionada por la Fundació Palma 365 y que maravilló a muchos de los presentes, cautivados por la magia de la parte antigua y con más historia de la capital mallorquina, pese a la penumbra y las horas. Paralelamente, otros como el embajador francés en España, Jean-Michel Casa, aprovecharon antes para visitar rincones como Valldemossa.

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Los invitados participaron en una cena de gala en la Almudaina.

A la par y a unos metros de la manifestación contraria al evento, la comitiva europea se separaba en diferentes grupos, siempre bajo estrecha vigilancia del cordón de seguridad y atenta a las explicaciones de las guías, que consiguieron captar en todo momejto. Cort, Santa Eulàlia, Sant Francesc y, el plato fuerte, la Seu, fueron los principales puntos de un recorrido que tenía su desenlace en el Palacio de La Almudaina, marco incomparable de una cena que buscaba también enamorarles a manteles.