Como es costumbre este día, finalizada la misa de las 7.30 horas, el padre Josep Turull procedió a la bendición de los cestos con los panes de Sant Antoni, para su posterior venta a los fieles incondicionales a modo de limosna.
El padre superior, Gil Parès explicó que «la fiesta de Sant Antoni, aquí en Mallorca, es una fecha muy señalada y los fieles suelen tenerla en cuenta. Para ello hemos comprado 2.200 panes, que vendemos a modo de limosna en bolsas de dos unidades, a 2 euros cada una. Hemos puesto este precio simbólico puesto que muchas personas al comprarlas añaden algo más o rechazan el cambio, pues saben que todo ello va para la causa del Pa de Sant Antoni».
«La actividad de ofrecer el bocadillo –añade el superior–, junto a un botellín de agua y un dulce la llevamos a cabo todo el año, repartiendo cada día a los necesitados 220 bocadillos, que en los meses de verano desciende a 200 bocadillos. No se descarta ofrecerles también arroz, pasta u otros alimentos de los que dispongamos, ya que los mallorquines son muy solidarios y nos brindan mucha ayuda entre empresas, particulares y comercios cercanos al convento. Los que también nos traen son alimentos sobrantes de eventos, que son muy bien recibidos».
El zaguán de los Capuchinos estuvo muy concurrido durante toda la mañana, sobre todo por devotos que fueron a buscar los panes, estampas y encender las velas al santo para agradecer o pedirle favores, además de personas que al ir a comprar a l'Olivar, aprovecharon para hacer una visita.
Por la tarde hubo misa, presidida por el padre Parès, a la que asistieron miembros de la cofradía Juventud Antoniana, que tiene allí su sede.
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