Imágenes de viajeros este viernes en el aeropuerto de Son Sant Joan en Mallorca tras producirse cancelaciones y retrasos por el fallo informático de Microsoft. | M. À. Cañellas

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El apagón mundial de Microsoft dejó sentir sus efectos también en Baleares. Docenas de vuelos sufrieron importantes retrasos y se produjeron algunas cancelaciones, aunque las Islas capearon con bastante solvencia un temporal cuyas consecuencias se presumían bastante más aparatosas a primera hora de la mañana, cuando se supo que el fallo informático del antivirus de la firma CrowdStrike estaba poniendo en jaque la logística de múltiples sectores del mundo entero.

En el caso del Archipiélago, la afectación en los aeropuertos se tradujo en largas colas en algunos mostradores de facturación y docenas de vuelos retrasados a lo largo del día, con esperas para los pasajeros de hasta más de dos horas, aunque las cancelaciones fueron mínimas. Y todo ello en una jornada que se abría con 1.554 operaciones previstas -997 en Mallorca-, tanto en vuelos de salida como de llegada.   

En ese sentido, desde el sector hotelero se informó de que los efectos del apagón digital apenas habían causado problemas de entidad, más allá de molestias y de obligar a desarrollar algunos procesos de forma manual. Por fortuna, no hubo que realizar grandes operativos para realojar a clientes que se hubieran quedado varados, como se llegó a temer en un principio; los casos de ese tipo tuvieron una presencia meramente anecdótica.

Así lo transmitieron desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) y la Asociación de Cadenas Hoteleras (ACH), quienes negaron haber sufrido «especiales incidencias» entre las empresas del sector «a pesar del trastorno que ha supuesto que muchas operaciones de carácter telemático tuvieran que sustituirse por otras de carácter manual».

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Un impacto similar se registró en los aeropuertos, que al igual que los hoteles tuvieron que recuperar sistemas más rudimentarios de facturación y señalización a lo largo de la mañana a fin de minimizar el impacto en las operaciones: muchos de los procesos de facturación se estuvieron realizando de manera manual durante horas, y se recurrió a pizarras para indicar la ubicación de las puertas de embarque. Asimismo, se ampliaron los avisos por megafonía para facilitar todo lo posible el tránsito a los pasajeros en los momentos de mayor confusión.

AENA notificó que en toda la red estatal (no ofreció datos desglosados por comunidades) las operaciones habían ido consumándose a pesar de los retrasos, y que, a diferencia de otros aeropuertos del entorno europeo y de todo el mundo que tuvieron que detener totalmente su actividad, los españoles estuvieron operativos «en todo momento».

Desde la Asociación de Agencias de Viajes de Balears (AVIBA), su presidente, Pedro Fiol, señaló que la mayor parte de las aerolíneas con las que trabajan habían solventado sus problemas internos a primera hora de la tarde. No obstante, hasta las 13.00 horas, «tuvimos que estar de brazos cruzados porque no podíamos hacer nada ante estas circunstancias de fuerza mayor: estábamos a expensas de que el sistema se pueda restablecer».

Las agencias se quedaron toda la mañana sin poder acceder al sistema de reservas para reasignaciones de pasajeros a nuevos vuelos al no funcionar el sistema Amadeus, el principal proveedor de España. Tampoco funcionaban las intranets o páginas de reservas internas que comparten con las propias aerolíneas.

Por otro lado, Fiol indicó que no preveía un gran impacto económico por cancelaciones y que, en cualquier caso, «existen pólizas de seguro que cubren las pérdidas de conexiones». Asimismo, destacó que «para los que vivimos en Mallorca es la mejor inversión que podemos hacer» a la hora de reservar un billete de avión, ya que si se opta por un vuelo de aproximación a Madrid oBarcelona en vez de un paquete combinado «se corre el riesgo de perder la conexión por circunstancias como la de hoy y te quedas sin derecho ni a otro vuelo ni a indemnización».