Playa de Es Trenc. | P. Pellicer

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El cambio climático está condicionando cada vez más la evolución de la industria turística. El Mediterráneo es una de las regiones más vulnerables a esos efectos, por lo que destinos como Baleares podrían ver reducidos hasta un 15 % sus ingresos turísticos en un futuro. De hecho, a día de hoy un 59 % de los turistas, prácticamente tres de cada cinco, toman en consideración fenómenos como las olas de calor, las sequías o las lluvias intensas a la hora de elegir su destino vacacional.

Así se desprende del estudio Turismo y sostenibilidad publicado por EAE Business School, el cual destaca que las temperaturas en el área mediterránea están aumentando un 20 % más rápido que el promedio mundial, lo cual «agrava los riesgos de eventos climáticos extremos». Hasta un 43 % de los encuestados asegura haber experimentado condiciones climáticas adversas durante sus viajes y hasta un 71 % está de acuerdo en que la propia actividad turística contribuye al cambio climático.

Según señala uno de los autores del informe y profesor de EAE Business School, Diego Santos, «los veranos son cada vez más largos e intensos, además de que la temperatura asciende año a año. Esto repercute directamente en los beneficios obtenidos del turismo». En ese sentido, en España el cambio climático podría reducir los ingresos entre un 10 % y un 15 % para finales del siglo XXI, asevera Santos.

Por otro lado, esta visión generalizada de los encuestados no se traduce en una mayor sensibilización en torno a los efectos de sus propios desplazamientos. La mayoría (un 61 %) reconoce tener una consideración baja o nula hacia el impacto ambiental de sus viajes. «Estos resultados indican que, aunque existe una conciencia significativa sobre el impacto ambiental entre algunos viajeros, la mayoría aún no integra plenamente esta preocupación en la planificación de sus viajes», según la coautora y también profesora de la EAE, Eugenia Altamirano.

Playas masificadas

Otros resultados del estudio revelan que los aspectos de sostenibilidad mejor valorados al elegir un destino son la promoción de la economía local (44 %), la gestión del agua (43 %), la protección de la biodiversidad (38 %) o el uso de energías renovables. Por otra parte, aunque un 60 % declara estar dispuesto a pagar más por servicios de prácticas sostenibles, solo la mitad, un 30 % reconoce haber seleccionado servicios turísticos en el pasado basándose en el compromiso de los mismos con la sostenibilidad.

A modo de conclusión del informe, Santos subraya que quedan poder delante numerosos desafíos para compatibilizar actividad turística y sostenibilidad. «La elevada concentración de turistas en algunas zonas, la dependencia del turismo de sol y playa, la gestión inadecuada de residuos y el consumo excesivo de recursos son algunos de los principales retos que deben abordarse», sentencia.