Alumnos del CEIP Ses Rotes Velles leen libros que luego comentan en grupo.

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Leer un libro es un hábito que muchos alumnos solamente practican en su centro educativo, donde por ley debe aplicarse un plan para incentivar esta actividad durante 30 minutos al día, según explican varios docentes de Mallorca consultados para este reportaje. La lectura resiste en las aulas, donde se promociona con ímpetu a pesar de la distracción que genera la influencia de los móviles y las redes sociales como TikTok o Instagram.

«El enganche que tienen los pequeños con las pantallas digitales provoca que no les interese lo que les llega en papel. Se debe de analizar bien el impacto de los estímulos visuales y cómo les afecta a la capacidad de concentración», reclama la directora del CEIP Ses Rotes Velles de Santa Ponça, Joana Maria Mas. Tras casi veinte años en el cargo asegura que la comprensión lectora es mucho más baja que cuando llegó al centro y que en quinto de Primaria todavía tienen problemas en este sentido.

«Cuando llegan al colegio cogen un libro de la estantería y leen 15 minutos. Después se practica mindfulness. Es algo que hacemos dos veces al día, también después del patio, que vienen más alterados», explica Mas, que además es presidenta de la Associació de Directors i Directores de Mallorca.

«Cada aula tiene una caja de lectura que los alumnos elaboran con la coordinadora del programa lector. Desde hace años recibimos una ayuda del ayuntamiento para invertir en libros y nuestro fondo es importante: si algún niño quiere un título concreto, se lo compramos. Una minoría nos lo pide, pero a muchos otros les veo cómo solo pasan las páginas sin prestar atención al texto. Ahí debemos implicarnos y tienen que ver que nosotras también leemos. En general, los libros son algo que no forman parte de su entorno familiar y es difícil luchar con esa realidad», señala la maestra. Asimismo, dice que prefieren que se los lleven prestados a casa, aunque luego no los devuelvan, como les ha pasado.

Tres estudiantes de tercero de ESO del Colegio Sant Josep Obrer de Palma cuentan un cuento disfrazadas ante una clase de Primaria.
Tres estudiantes de tercero de ESO del Colegio Sant Josep Obrer de Palma cuentan un cuento disfrazadas ante una clase de Primaria.

Métodos diversos

El silencio que cada mañana reina entre las 8 y las 8.30 horas en el IES Son Cladera sorprende, asegura la coordinadora del plan lector del instituto, Immaculada Sureda. El centro dispone de un fondo propio con 1.500 ejemplares actualizados, y el servicio que prestan al alumnado es igual que el de una biblioteca pública. Todo está digitalizado y pueden alquilar libros. «Mi orgullo es tener un servicio de emergencias literarias: quien tiene una necesidad concreta o ganas de un libro que no puede conseguir, se lo buscamos», afirma, y aprovecha para reclamar al Govern que cree una ayuda directa para mantener este tipo de proyectos.

«Debemos tener libros atractivos para seducir a una generación Netflix. El lector es discreto y silencioso, no hace ruido, pero cuando los visibilizas se dan a conocer», considera la docente. Por ello, promueven la participación en clubs de lectura por cursos y en concursos de escritura internos y externos al centro. «Aprovechamos cualquier oportunidad para traer a autores. Los últimos han sido Mercè Climent, Carlota Gurt, Tonina Canyelles o Arturo Padilla», cuenta, y destaca que tienen un fondo en castellano, catalán, inglés, francés e incluso chino.

El IES Son Cladera cuenta con una biblioteca digitalizada y con un fondo de 1.500 libros que se pueden alquilar para leer en casa.
El IES Son Cladera cuenta con una biblioteca digitalizada y con un fondo de 1.500 libros que se pueden alquilar para leer en casa.

En el Colegio Sant Josep Obrer de Palma experimentan el fomento de la lectura con una original situación de aprendizaje. Cada clase de tercero de ESO debe crear una librería virtual: ejercen como empleados de forma cooperativa y seleccionan hasta 65 relatos de los cuales tendrán que diseñar sus portadas y contraportadas. También se les pide transformar un cortometraje en un relato o crear un cómic, además de ir a contar cuentos a los alumnos de primero y segundo de Primaria, ante los cuales los más mayores se disfrazan para involucrarlos. Incluso apadrinan a los de tercero y cuarto para mezclarse entre edades y fomentar esta práctica. Así lo explica la profesora de Lengua Castellana encargada de esta iniciativa, Elena Bestard, quien recuerda que sus estudiantes elaboran un relato breve basándose en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. «Buscamos potenciar y compartir la lectura, que hable de ello y les animamos a escribir», concluye.

El apunte

Claves para incentivar la lectura

«No hay recetas mágicas para fomentar la lectura, pero tal y como está el mundo, con tantas distracciones, lo importante es darle la importancia que requiere y superar el eslogan», aconseja Joan Carles Girbés, editor y autor de un libro y una guía de la Fundació Bofill sobre potenciar la lectura. «Leer mejora la compresión lectora y eso eleva la posibilidad de que saquen mejores notas y que se expresen con mayor facilidad. Más allá de eso, de un resultado académico, el tema es si queremos que sean lectores porque también les proporcionará un placer y les estimulará intelectualmente. Sin esta base, simplemente nos quedamos con el titular de que deben leer. Para ello, hay que predicar con el ejemplo, que nos vean leer en casa, que el libro forme parte de la vida cotidiana en casa», considera. 

«Lo que realmente fomentará el hábito es leer un libro que te satisfaga. Nos empeñamos en hacerles leer cosas que nos entusiasmaron, pero quizás no conecte con ellos en ese momento. Tener un libro con el que te lo pases bien, que te dé aquello que necesitas. Eso les hará ver que leer mola. Con el tiempo ya se irán haciendo más exigentes y buscarán otros libros», considera el editor. Girbés comprende que no siempre se dará que los padres tengan ese hábito adquirido, y ahí entra el papel de los centros, pero lamenta que muchas veces se carga todo el peso en los colegios, «como si la cosa no fuera con las familias».