Participantes en la carrera de montaña, 'atascados' en los Cingles de Son Rullan. Foto: GOB.

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El GOB ha denunciado la recuperación de las carreras masivas de montaña por añadir presión a la Serra de Tramuntana. El grupo ecologista considera «inadecuada e irresponsable la celebración de este tipo de pruebas deportivas en espacios de máxima protección que ya están sufriendo una presión humana que la administración ambiental es incapaz de controlar».

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En 2015 se celebró la última Ultra Mallorca Serra de Tramuntana, dos carreras de montaña con unos 1.600 participantes en conjunto. La prueba dejó de celebrarse por problemas organizativos y por el cuestionamiento de su sostenibilidad ambiental. Desde entonces se han celebrado anualmente otros carreras de larga distancia en la Serra, pero, en opinión del GOB, «con un número de participantes más razonable, entre 200 y 300. Tras años de pausa, el pasado fin de semana han regresado las pruebas masivas con la Mallorca by UTMB. Este conjunto de carreras tenía una inscripción próxima a los 3.400 participantes, de los que finalmente corrieron sólo 1.984 a causa de la suspensión, por alerta naranja, de las dos pruebas del 2 de noviembre. El terreno enfangado es más vulnerable a la erosión, especialmente en las zonas de más pendiente, y dos mil corredores no hacen ningún bien a los caminos. El ejemplo más claro es el paso por los Cingles de Son Rullan, donde la carrera pasaba de forma neutralizada ante el alto riesgo de erosión y se generaron atascos que afectaron no sólo a los corredores, sino también al resto de senderistas».

En 2018, la Conselleria de Medi Ambient dictó una circular que señalaba que estas pruebas deportivas «son cada vez más numerosas y con más participantes, y su auge ha generado un nuevo escenario de presiones e impactos en los espacios naturales». La circular preveía que «en el supuesto de que llueva los dos días anteriores a la prueba o en el mismo día, el supervisor ambiental, conjuntamente con el agente de Medi Ambient, puede decidir suspender la carrera en los tramos donde el terreno esté enfangado o presente un alto riesgo de erosión por la elevada humedad, hecho que se tiene que incluir en el informe final de evaluación ambiental».