Varios vehículos, a su paso por la rotonda que une Son Castelló con Son Pacs y la carretera de Sóller. | F.F.

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La 'rotonda de los líos', como muchos usuarios habituales conocen a la infraestructura que conecta la carretera de Sóller con Son Pacs, el polígono de Son Castelló e incluso el acceso a Son Sardina, será objeto de una espectacular intervención por parte del Consell de Mallorca para agilizar la elevada cantidad de vehículos que transitan por ella diariamente, que según el departamento de Carreteras, supera los 50.000 por jornada.

Incluido dentro del plan de mejora de los accesos a Palma que ha trazado la institución, el proyecto de reforma de la rotonda está sobre la mesa y así lo confirma el director insular de Infraestructuras y Movilidad, Rafael Gelabert, quien asegura que el mismo «ya está redactado, en fase de supervisión y en breve debe aprobarse», explica, para pasar a información pública entre enero y febrero de 2025.

Admiten que la infraestructura resulta insuficiente para asumir el volumen de tráfico que la utiliza, ya que conecta una carretera principal de la red viaria de Mallorca (Ma-11, carretera de Sóller) con el polígono de Son Castelló, Son Sardina, Son Pacs e incluso al Hospital de Son Espases y en dirección a otro polígono industrial como Can Valero.

El proyecto pasa por ampliar su diámetro a 81 metros (actualmente es de unos 30), pasando a ser regulada por cinco salidas, estando previsto un nuevo acceso directo para las instalaciones de Emaya en Son Pacs, demoliendo también una casa okupada que se encuentra en la intersección con el Camí dels Reis en dirección a Son Espases. Cada salida tendrá un 'carril cero' para ofrecer una vía extraordinaria de descongestión.

El presupuesto para esta intervención asciende a 4 millones de euros, teniéndose que llevar a cabo expropiaciones y diversas intervenciones en servicios y redes como la de agua o la eléctrica. El periodo de ejecución de las obras será de doce meses y se espera que puedan estar acabadas durante el primer semestre de 2026.

«El objetivo es agilizar el paso de los vehículos en un punto de alta intensidad, con una media de más de 50.000 diarios», asegura Gelabert, que espera poder cumplir el libro de ruta trazado y desea «iniciar las obras en 2025, si es posible la primera mitad del año» para poder dar solución a los miles de conductores y usuarios que cada día, especialmente en las horas punta, satura esa infraestructura, generando sus quejas.