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La respuesta al anuncio del Gobierno chileno de suspender las visitas oficiales a España y el Reino Unido realizado el pasado viernes no se ha hecho esperar. El presidente del Gobierno, José María Aznar, manifestó ayer en Viena su «respeto a la decisión de las autoridades chilenas» y aseguró que seguirá «trabajando activamente para que las relaciones entre España y Chile sigan siendo excelentes, positivas, buenas y de mutuo interés para ambos y para la comunidad iberoamericana», una postura que consideró «lo más importante y lo más relevante».

Según Aznar, es una decisión «que corresponde al Gobierno chileno, yo respeto las decisiones que pueda adoptar el Gobierno chileno completamente y lo que puedo decir es que no tengo ningún comentario nuevo que hacer respecto a la situación de Pinochet, simplemente ya hemos manifestado el respeto a las decisiones de las autoridades británicas».

La formación que preside Aznar, el Partido Popular, llegó más lejos y calificó de «comprensible» la postura del Ejecutivo chileno. Según el portavoz adjunto del PP en el Congreso, Ramón Aguirre, «debemos expresar nuestro respeto a las decisiones soberanas de los países, pero el Gobierno de Chile debe comprender que nuestro Gobierno debe ser escrupulosamente respetuoso con los procesos judiciales iniciados en nuestro país».