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El presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró ayer que el Ejecutivo está dispuesto a reanudar las conversaciones con ETA siempre y cuando no se pongan sobre la mesa aspectos políticos. De esta manera, el Ejecutivo expresó su disposición al diálogo, pero en los mismos términos en que estaban antes de que la banda decidiese suspender unilateralmente las negociaciones el 28 de agosto. Además, Aznar declaró que el Gobierno aún no había recibido el último comunicado de la organización terrorista, hecho público por el diario 'Gara'.

Según el jefe del Ejecutivo, «los términos sobre el diálogo con ETA deben ser los mismos que ya se han reiterado varias veces por parte del Gobierno, pero ese diálogo fue suspendido unilateralmente por ETA». En este sentido, insistió en la disposición del Ejecutivo a «retomar el diálogo en los términos en los que estaba, sin modificar». Asimismo, Aznar no valoró ninguno de los puntos del documento de ETA, "el que instaba al Gobierno a retomar los contactos y designaba a tres presos como interlocutores", al entender que no son más que «puros ejercicios propagandísticos».

Atribuyó esta misiva «esencialmente» al fracaso de Estella» y a la necesidad que tiene ETA de manifestar una posición en relación con ese fracaso. «Lo que se está viviendo es consecuencia del fracaso de Estella, que es un problema para los que lo firmaron, que quieren plantear una realidad inconsistente e imposible para el País Vasco».

En cuanto a sus contactos con el resto de fuerzas políticas, especialmente con la oposición, Aznar dijo que «con el PSOE existe en este tema una comunicación continua que ayer funcionó perfectamente». El Gobierno se siente muy respaldado por las fuerzas políticas y por la sociedad de «manera abrumadora y satisfactoria». Además, mostró su seguridad de lo que está haciendo el Gobierno, «porque el futuro inmediato dará la razón».

En el PSOE, el secretario general del partido, Joaquín Almunia, reiteró su escepticismo, si bien se mostró partidario de que el Ejecutivo mantenga nuevos contactos con la banda aunque excluyendo de ellos temas políticos. Criticó además las condiciones impuestas por ETA y señaló que la banda «no puede intentar conseguir en una mesa de negociación aquello que no consigue en las urnas». También en el PSOE, el dirigente de los socialistas vascos, Nicolás Redondo Terreros, manifestó que la organización terrorista está «tomando un protagonismo que no le corresponde, al proponer hablar al Gobierno de cuestiones políticas cuando, precisamente, uno de los puntos del plan Ardanza era que los partidos no debían discutir con ETA de problemas políticos».