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El Gobierno aseguró ayer que «las policías española y francesa no están en tregua y siguen cumpliendo con su obligación», después de que las fuerzas de seguridad galas detuviesen en Pau a la etarra Belén González Peñalva, alias 'Carmen', opinión no compartida ni por el Gobierno Vasco ni por los nacionalistas.

El portavoz del Gobierno, Josep Piqué, afirmó que las policías española y francesa no están en tregua y que «todo lo que suponga «poner a buen recaudo a estos terroristas es una buena noticia». También el ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, salió al paso de las hipótesis que apuntan a que estos arrestos no son fruto de la casualidad. A su juicio, es un «disparate» que se plantee la detención en términos de oportunidad. Asimismo, Oreja atribuyó las críticas del PNV en este asunto al discurso que se tienen que «inventar», y agregó que «no hay que hacer valoraciones políticas del cumplimiento de la ley».

El portavoz peneuvista en el Congreso, Iñaki Anasagasti, consideró que estos arrestos «no fueron una casualidad», sino «una medida largamente seguida», al tiempo que destacó que el ETA pretenda que sus interlocutores sean miembros de la banda que están en prisión es una consecuencia de que la organización terrorista «no confía nada en el Gobierno».

El presidente de EA, Carlos Garaikoetxea, afirmó que provoca «cierta perplejidad» que desde el Gobierno se invoque al diálogo con ETA y a la vez se detenga a los interlocutores de la banda. Más duras fueron las declaraciones del portavoz de HB, Arnaldo Otegi, quien afirmó que la detención de la integrante del aparato de interlocución de ETA supone la respuesta del Gobierno a la organización respecto a su ofrecimiento para llevar a cabo una segunda reunión.