El PP y CiU intentaron ayer recuperar el consenso en torno a la
reforma de la Ley de Extranjería y, aunque mantienen fuertes
discrepancias sobre forma y contenido, sus portavoces
parlamentarios confían en alcanzar una base de acuerdo, al que el
PSOE ya ha anunciado que no está dispuesto a sumarse.
El vicepresidente del Gobierno, Francisco Alvarez Cascos, se
reunió con el portavoz de CiU, Josep López de Lerma, a quien
expresó la disposición del Gobierno a renunciar a parte de las
ciento doce enmiendas presentadas por el PP.
La presentación de estas enmiendas fue mal recibida por los
nacionalistas catalanes y, así, López de Lerma calificó este
procedimiento de «ridiculez» y acusó al PP de falta de
responsabilidad por no haber negociado antes sus propuestas.
Otro socio del Gobierno, Coalición Canaria, también se queja de
la presentación unilateral de las enmiendas por parte del PP y su
portavoz en el Congreso, José Carlos Mauricio, afirmó que el PP ha
dado «un espectáculo lamentable» y aseguró que los nacionalistas
canarios votarán en contra si no se vuelve a consensuar el texto.
Ya por la tarde, los portavoces de PP y CiU en el Congreso y el
Senado, reunidos en la Cámara Alta, constataron las dificultades
del acuerdo, pero expresaron su confianza en alcanzar una base de
acuerdo que permita aprobar el texto en el pleno de la próxima
semana en el Senado.
El portavoz del PP en el Senado, Esteban González Pons, explicó
que su grupo se ha dirigido al resto de fuerzas políticas
representadas en el Congreso y en el Senado y aseguró que todos,
salvo el PSOE, están de acuerdo en su voluntad de diálogo para
«construir un nuevo consenso en torno a una nueva Ley de
Extranjería» partiendo de las enmiendas del PP, que calificó de
«base de negociación de máximos».
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