El presidente del tribunal volvió ayer a recriminar al abogado defensor de varios acusados, Jorge Argote (en la fotografía), por interrumpir al fiscal.

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El general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo concluyó ayer su declaración en el juicio por el 'caso Lasa-Zabala' jurando «solemnemente por Dios y por su honor» que no ordenó ni el secuestro, ni las torturas, ni el asesinato de los dos presuntos etarras. Galindo, quien reiteró hoy sus elogios a la labor del guardia civil Felipe Bayo, dijo tener, además, la «absoluta certeza» de que todos sus hombres son inocentes.

El general, quien fue interrogado por las defensas, reiteró en todo momento, a preguntas de su abogado, que el teniente coronel Martín Maestro estaba al mando de Intxaurrondo en la época en que desaparecieron Lasa y Zabala, explicando, además, que éste era el jefe de todos los Servicios del Acuartelamiento, incluído el de información.

El ex responsable de la Comandancia de Guipuzcoa negó la existencia de los grupos AT (antiterroristas), tal y como afirmó el miércoles, y explicó que los documentos aparecidos que así lo acreditan son «un error involuntario» del actual teniente coronel. En cuanto a la formación de grupos para operar en el sur de Francia, reiteró que nunca se realizaron y llegó incluso a manifestar que si el sargento Pedro Gómez Nieto le hubiera propuesto algo semejante «le habría denunciado inmediatamente».

La vista se reanudó ayer con la audición de una cinta con dos conversaciones telefónicas mantenidas en 1995 entre Galindo y su ex subordinado Enrique Dorado, en las que éste afirma que no tienen «nada que ver con nada de nada», en referencia al 'caso Lasa y Zabala'.

En las cintas ambos conversan también sobre la tramitación de los expedientes de expulsión de la Guardia Civil de Dorado y de concesión de una pensión por incapacidad para el ex sargento y se oye a Galindo decirle a su subordinado: «es la única forma que se ha encontrado para no más escándalos» y «te quieren interrogar, es por orden de arriba».