CC OO y UGT demandaron ayer un incremento del Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) para el 2000 del 8'3 por ciento, lo que se
traduciría en 75.000 pesetas mensuales (con catorce pagas) o, lo
que es lo mismo, 2.500 pesetas al día y 1'050 millones de pesetas
anuales. El colectivo de trabajadores afectados por el SMI está
calculado en unas 500.000 personas que este año cobraron 69.270
pesetas mensuales y que, si se cumple la promesa del Gobierno de
aumentar este salario en un 2 por ciento, cobrarían en el año 2000
70.555 pesetas en lugar de las 75.000 propuestas por los
sindicatos.
Para los secretarios de acción sindical de ambas centrales,
Fernando Puig y Toni Ferrer, encargados de hacer este anuncio, éste
es «el incremento mínimo que debe exigirse para asegurarse un
ingreso digno y garantizar una renta para todos los trabajadores no
protegidos por un convenio».
Las centrales han calculado este aumento del 8'3 por ciento
sumando la inflación prevista (2%), las 0'9 décimas de pérdida de
poder adquisitivo previstas por el repunte de la inflación en 1999
(según el dato de noviembre), el incremento de la productividad
previsto y la participación del trabajo en la Renta Nacional.
Partiendo de esta exigencia, las centrales añadieron otras
cuatro demandas primordiales en materia de SMI. Se trata de separar
el carácter de renta laboral del SMI de su utilización como renta
de referencia presupuestaria, ya que éste es usado para ello en al
menos 27 normas legislativas. Una vez hecho esto, exigen al
Gobierno que el SMI se fije en un auténtico proceso de negociación
con los sindicatos «y no en la farsa consultiva de la actualidad»,
dijo Ferrer.
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