El vicepresidente primero del Gobierno y ministro de la
Presidencia, Mariano Rojoy, afirmó ayer que no se puede hacer
ninguna interpretación de su cargo en clave sucesoria y añadió que
no hay ninguna decisión.
Después de leer el pregón de la XXXVII Feira do Viño do Ribeiro
en Ribadavia (Ourense), Rajoy evitó entrar en esa carrera sucesoria
de José María Aznar en la que lo colocan, incluso personas de su
propio partido, y que le eliminaría de la sucesión del presidente
de la Xunta, Manuel Fraga.
A este respecto, dijo: «Yo nunca estuve en ninguna carrera, pero
por lo visto me colocan en todas», y, en tono distendido, explicó:
«Me voy a apuntar a la del Ayuntamiento de Pontevedra, que es la
que más me gusta porque es donde viví toda mi vida».
También aclaró que podría poner varios ejemplos que demuestran
que lo de hacer quinielas, elucubraciones o análisis a largo plazo
tiene poco sentido. Esto le llevó a comentar que en el 93 le
preguntaron, después de las elecciones, qué iba pasar con la
sucesión de Fraga. Así, indicó: «El resultado fue que a Fraga le
sucedió Fraga y espero que le siga sucediendo Fraga con el apoyo de
los ciudadanos».
Rajoy se refirió a los nuevos proyectos que desarrollará en su
cargo, y apuntó que seguirá «trabajando mucho más para no defraudar
a quienes nos han votado» y expresó su deseo de mantener «mi equipo
de colaboradores», que en los últimos años ha demostrado su
eficacia.
De otra parte, el secretario general del Partido Popular, Javier
Arenas, aseguró que la formación del nuevo Gobierno central es el
«mejor» que podía haber decidido José María Aznar, y descató el
perfil centrista del mismo.
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