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El ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, dijo ayer que el Plan Hidrológico Nacional «es un proyecto de Estado lejos de enfrentamientos» y afirmó que el trasvase del Ebro es el «más lógico y económico», y respetará el Pacto del Agua de Aragón.

Matas presentó ayer el borrador del proyecto, acompañado de una inversión de tres billones y que propone siete alternativas de trasvases (entre ellos el del Ebro), al Consejo Nacional del Agua, máximo órgano consultivo integrado por 91 miembros, entre administraciones, regantes, agricultores, ecologistas, Confederaciones Hidrográficas y científicos. El Consejo, reunido durante más de cuatro horas, acordó remitir el documento a su comisión permanente para la elaboración de un dictamen que dará a conocer el día 25, con el que el Ministerio redactará el texto definitivo, que llegará a las Cortes a principios del próximo año, y para el que el Gobierno quiere conseguir el máximo consenso.

Matas explicó que el Plan «no se hace porque el consumo sea desmesurado, ni porque en el conjunto de España falte agua», sino porque parte de la población «tiene problemas de suministro». «La situación real no justifica las carencias y es necesario ahorro, regulación y trasvases».

La oferta total de recursos del Ebro es de 17.250 hectómetros cúbicos, de los que se consumen actualmente 5.500, aunque se estima que el crecimiento máximo podría llegar a los 8.900, y además, sería necesario conservar un caudal ecológico de 3.100 hectómetros cúbicos. Así, seguirían sobrando 5.200 hectómetros cúbicos anuales, por lo que Matas consideró esta hipótesis la más razonable. El coste superaría los 600.000 millones, mientras que el del Duero incrementaría esta cifra en un 40%, el del Tajo en un 30, y el del Ródano en un 100%.