El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, abogó ayer por hablar
lo mínimo de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de
Octubre (GRAPO), que el viernes asesinaron de un tiro en la nuca al
policía de proximidad Francisco Javier Sanz Morales. «Si alguna
enseñanza hemos tenido con ETA es que si se habla todo el tiempo de
una organización terrorista sólo es beneficioso para la propia
organización», señaló.
Mayor Oreja, que llegó poco antes de las 12 del mediodía a la
Delegación del Gobierno en Castilla y León, donde permanecía
instalada desde las dos de la madrugada la capilla ardiente con los
restos mortales del agente fallecido, confirmó que todos los
indicios apuntan a los GRAPO como los autores del atentado, si bien
declinó hablar del caso porque, advirtió, «dar notoriedad a dicha
banda no hace otra cosa que beneficiarla» y supone el mejor
instrumento para que perviva.
Para el ministro, la mejor contribución que se puede hacer es no
caer en «los mismos errores que, probablemente, se cometen cada día
que hablamos de esta banda». A pesar de que la mayoría de esos
comentarios se hacen de «buena fe», Mayor Oreja reconoció que «con
ETA ya no hay forma de parar» esa espiral de constantes
declaraciones. No obstante, se mostró convencido de que las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado serán capaces de acabar en España
con lo que queda de los GRAPO.
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