Jordi Pujol, hizo ayer una valoración de la situación política actual, en especial sobre Catalunya y el problema vasco.

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El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, denunció ayer la existencia de una «presión reductora» por parte del Gobierno central para reducir el peso de las autonomías, en especial de aquellas con partidos nacionalistas. Pujol dijo que hay «una tendencia a retroceder, a convertir la Generalitat en una Diputación, en un ente local grande pero sin poder político», y añadió que desde CiU siempre han mantenido el planteamiento de que la Generalitat tenga contenido de Estado, con poder político.

Hizo referencia a que existen ámbitos en los que la Generalitat tiene verdadera soberanía, como el de Justicia, que se había conservado ya en parte desde 1714, mientras se perdió en otros ámbitos. El presidente catalán se mostró dispuesto a seguir resistiendo a tal presión que, dijo, está al margen de todo el conflicto vasco o el Pacto Antiterrorista. Cree que tal posición del Gobierno del PP, «y también del PSOE», se evidencia en declaraciones que de forma sistemática realizan el propio presidente Aznar o los ministros en el sentido de reforzar España. Pujol manifestó que el líder socialista Rodríguez Zapatero le dijo que por parte del PSOE no existe afán reduccionista del Estatuto, pero recordó que en los períodos del Gobierno del PSOE también hubo presiones en la misma línea que la actual.

El jueves, el vicepresidente del Gobierno Mariano Rajoy declaraba que Catalunya no podía crear dos provincias nuevas y que debían aprobarlo las Cortes Generales. Pujol, que aceptó tal hecho, dijo que «el PP y el PSOE tienen tendencia a resistirse a reformas territoriales en Catalunya. Ello se produce más por una mentalidad administrativa que política. Están todavía muy marcados por Javier de Burgos». Pujol añadió que no por ello debía dejarse de seguir adelante en los estudios sobre la nueva división territorial de Catalunya, defendió la posibilidad de que en Catalunya se creen las nuevas veguerias o demarcaciones de les Terres de l'Ebre y de la Catalunya Central y dijo que los cambios no había que hacerlos «porque sí».