ETA colocó ayer junto a la delegación del Ministerio de Defensa de
Girona dos «mochilas-bomba» con seis kilos de explosivos que
presentaban una trampa con la que el «Comando Barcelona» ha
pretendido asesinar a los artificieros de la policía. La colocación
de las dos «mochilas-bomba» fue anunciada a las 07:45 horas, por
una voz anónima, masculina, que hablaba en castellano en nombre de
ETA, en una llamada telefónica efectuada desde Barcelona a la
central de los bomberos del municipio.
Los especialistas en desactivación de explosivos de los Mossos
d'Esquadra y de la Guardia Civil acudieron al lugar y encontraron
dos mochilas apoyadas en el muro exterior del recinto militar,
conectadas con cables, y en una de ellas, que estaba medio abierta,
se podía entrever una bombona de cámping-gas. Los técnicos en
desactivación de explosivos sospecharon de la colocación de las dos
mochilas y provocaron la explosión controlada de una de ellas,
mientras la segunda estallaba instantes después, causando un gran
estruendo, derribando el muro y haciendo añicos los cristales de
las ventanas de la fachada posterior del antiguo Gobierno
Militar.
El consejero de Interior de la Generalitat, Xavier Pomés,
atribuyó la colocación de las mochilas-bomba al comando Barcelona
de ETA, que opera desde septiembre, y descartó que la organización
terrorista disponga de un segundo comando en Catalunya. A este
comando se le atribuyen los últimos atentados mortales en Catalunya
que han costado la vida a los concejales del PP de Sant Adrià de
Besòs y Viladecavalls, José Luis Ruiz Casado y Francisco Cano,
respectivamente, al ex ministro Ernest Lluch y al guardia urbano de
Barcelona Juan Miguel Gervilla.
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