Ayer día de la entrada en vigor de la nueva Ley de Extranjería
prosiguieron las protestas por parte de los inmigrantes ilegales en
varios puntos de la geografía española. En Murcia, quince
inmigrantes ecuatorianos se sumaron ayer por la mañana en el salón
parroquial de la iglesia de Santiago El Mayor de Murcia a los dos
encierros que casi un centenar de inmigrantes llevan a cabo en Los
Alcázares y Molina para pedir su regularización, después de que el
lunes finalizaran los de Totana, Jumilla y Lorca.
En Barcelona, el secretario para la Inmigración de la
Generalitat, Angel Miret, y el delegado territorial de la
Generalitat en Barcelona, Ignasi García Clavel, se reunieron ayer
con representantes del grupo de inmigrantes encerrados en la
Iglesia de Santa Maria del Pi de Barcelona, para ofrecerse como
intermediarios ante el Gobierno Central. Miret visitó ayer por la a
los huelguistas y mantuvo una reunión con los representantes del
colectivo, en la que se comprometió a interceder ante la Delegación
del Gobierno si los inmigrantes le aseguran que abandonarán la
huelga de hambre.
En Madrid, el grupo de inmigrantes ecuatorianos encerrado desde
hace una semana en un colegio mayor finalizó ayer su concentración
proclamando que «ningún ser humano es ilegal» y expresando su
rechazo a la Ley de Extranjería, a la que acusan de «atropello» a
los derechos básicos.
Cerca de un millar de personas, en su mayoría inmigrantes, se
concentraron ayer frente al Ayuntamiento de Valencia para pedir la
derogación de la reforma de la Ley de extranjería y exigir el
reconocimiento de sus derechos de manifestación y sindicación, que
la nueva normativa no recoge. Los inmigrantes, que estuvieron
concentrados durante cerca de una hora, mostraron pancartas en
contra de la nueva Ley de Extranjería y realizaron proclamas en
favor de la concesión de permisos de trabajo y la legalización de
su situación.
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