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El ex secretario general del PSOE Joaquín Almunia reconoce en sus 'Memorias Políticas' que el triunfo de José Luis Rodríguez Zapatero en el treinta y cinco Congreso del partido socialista le permitió «respirar tranquilo» y le produjo una «profunda alegría», porque percibió que después del fracaso de la bicefalia, «el PSOE había entendido el mensaje de los electores», como demuestra el optimismo que ahora reina en su formación y la buena valoración pública con la que cuenta la nueva dirección socialista.

Almunia explica que decidió recoger su experiencia política en unas memorias después de dimitir de la Secretaría General al conocer que el PSOE había obtenido «sus peores resultados desde 1979» en las elecciones del 12 de marzo de 2000 que el PP gano con mayoría absoluta. El diputado socialista repasa desde sus inicios en política hasta las últimas elecciones generales y dedica capítulos específicos al triunfo del PSOE en 1982, el golpe de Estado del 23-F y las dificultades a las que tuvieron que hacer frente los socialistas desde La Moncloa.

Almunia explica que cuando se confirmaron los «malos augurios» sobre los resultados la noche del 12-M, Felipe González intentó convencerle, al igual que otros dirigentes, de que no hiciera pública su dimisión esa misma noche, pero según explica, «era un intento vano» porque su decisión era irrevocable. «En esta ocasión no me iba a echar atrás, ni estaba dispuesto a dejarme convencer», señala, tras admitir que se equivocó al no haber dimitido tras su derrota ante José Borrell en las primarias. «No quería repetir el mismo error», subraya, al tiempo que reconoce que «la derrota sin paliativos» que sufrió el PSOE en marzo de 2000 entraba en sus cálculos, porque, pese al pacto con IU «las encuestas se habían mantenido inalterables».

Por otra parte, recuerda que Felipe González le comunicó a él y sus compañeros más cercanos en julio de 1995, tras anunciar el adelanto electoral de las generales, que no quería volver a presentarse como candidato.