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Los dirigentes socialistas de dos de las regiones más afectadas por el acuerdo pesquero con Marruecos, Andalucía y Galicia, pidieron que el presidente del Gobierno, José María Aznar, se implique en esta negociación, al considerar que no esta cerrada del todo, mientras que el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, ofrece alternativas a la flota afectada. El ministro, que tiene previsto explicar hoy en la Mesa de la Pesca el plan de reconversión de la flota, aseguró que el propósito del Gobierno es que el mayor número de barcos afectados por la ruptura de las negociaciones pesqueras entre la UE y Marruecos puedan encontrar caladeros alternativos.

«Tenemos posibilidades pesqueras en los acuerdos de Senegal, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Angola y Mauritania, que pueden permitir que más de 140 unidades se incorporen a esta flota», explicó y recordó que el Ejecutivo lleva meses negociando con Túnez y Argelia para implantar sociedades mixtas. Canarias, también afectada, pedirá el rediseño de los planes y fondos del Instrumento Financiero de Orientación Pesquera para adaptarlos a una situación «más desoladora de lo previsto», así como que se impulse el sistema de sociedades mixtas con otros países.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, dijo que el Gobierno español no formalizará acuerdos bilaterales de pesca con Marruecos, pero no descartó que éstos se puedan producir con carácter privado entre pescadores españoles y armadores marroquíes. Afirmó que «si es posible que se llegue a acuerdos de carácter privado, como otras flotas europeas ya tienen, el Gobierno español no tiene nada que decir si están dentro de la legalidad», aunque advirtió de que «no podrán formar parte de la cooperación y el desarrollo económico entre la Unión Europea y Marruecos».

También, el ministro portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, consideró «profundamente decepcionante» la actitud de Marruecos y se mostró convencido de que «sencillamente no ha querido llegar a un acuerdo». El consejero de Agricultura andaluz, Paulino Plata, y el secretario general del PSOE en Galicia, Emilio Pérez Touriño, calificaron de «fracaso histórico» el resultado, y rechazaron el plan de reconversión.