Zapatero clausuró ayer en Barcelona la campaña organizada por el PSOE para explicar su estrategia de oposición útil.

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Rodríguez Zapatero pronunció ayer un mitin en Barcelona ante unas dos mil personas en compañía de Pasqual Maragall, después de que el presidente del Gobierno, José María Aznar, advirtiera el sábado de forma velada al PSOE que está dispuesto a hablar de corrupción, pero «con todas sus consecuencias». «Advertencias al PSOE, ni una», respondió ayer tajantemente Rodríguez Zapatero, quien aseguró que su partido no va a contribuir a convertir España en un «lodazal», como sí cree que hicieron los populares hace seis años, «porque los ciudadanos quieren ver otra política y otro talante».

El secretario general del PSOE exigió a José María Aznar que, en vez de dedicarse a lanzar advertencias a los socialistas, mantenga una posición «coherente» y exija ahora a Josep Piqué, por el caso Ercros, «lo mismo que exigía a otros» cuando estaba en la oposición. Rodríguez Zapatero también lanzó críticas muy duras a Josep Piqué por el «servilismo» con el que actuó al recibir en Madrid al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y le exigió que no vuelva a «agachar la cabeza» ante nadie siendo ministro de Exteriores de España, porque «representa a 40 millones de personas».

«Ningún ciudadano español tiene que agachar la cabeza seis veces ante nadie, y menos ante un poderoso», dijo Zapatero, quien cree que «en la vida sólo hay que agacharse ante quien lo necesite, no para ser servil». En este sentido, aseguró que «el próximo gobierno del PSOE «no va a agachar la cabeza ante nadie, como no lo hizo nunca el Gobierno de Felipe González, que habló siempre desde el respeto y la responsabilidad».

Zapatero también defendió su estilo de oposición «útil», alejada de la crispación, aunque no ahorró críticas al presidente del Gobierno, de quien dijo que «gobierna España pero no entiende España» y que «está en Europa, pero no entiende Europa». «No queremos a un Gobierno que esté todo el día enfadado, como está el señor Aznar, que está todo el día enfadado con todo el mundo, con la iglesia, con el Consejo de Europa, con Francia y con Alemania.