El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aseguró que el Gobierno
congelará el impuesto que grava el consumo de los carburantes en el
2003, ante el encarecimiento del precio del petróleo en los
mercados internacionales. Montoro dijo que el mayor riesgo que
tiene la economía actualmente procede del precio del barril de
crudo y «ésa es una de las razones que nos lleva a congelar los
impuestos especiales sobre esos consumos, es decir, a no
incrementar los gravámenes del petróleo en España».
El ministro relacionó el encarecimiento del barril de crudo con
«el anuncio de determinados conflictos bélicos», y no con un
incremento de la demanda mundial de petróleo, por lo que es de
esperar que se trate de una amenaza pasajera que se vaya disipando
a medida que se resuelvan aquellos.
La reacción no tardó en producirse horas después. Así, el
presidente de la Confederación Española de Empresarios de
Estaciones de Servicio (CEEES), Juan Prats, calificó ayer de
«positiva» la congelación del impuesto sobre carburantes en 2003,
pero adelantó que los precios finales subirán por la aplicación del
nuevo tramo destinado a financiar la sanidad.
Prats declaró que la medida le parece «bien» porque «cuanto más
barato sea el precio de los carburantes, más consumirá la gente».
No obstante, señaló que el precio final de los carburantes subirá
en los próximos meses por la aplicación del tramo autonómico del
nuevo impuesto ligado a la financiación de la sanidad.
A esta circunstancia se sumará, según Prats, el encarecimiento
del petróleo por la posibilidad de una intervención militar contra
Irak. Prats indicó también que la armonización fiscal en la Unión
Europea (UE) se traducirá en una subida de los impuestos que gravan
los carburantes en España.
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