Los consumidores españoles no pueden entender cómo productos que
han sido pagados en origen a bajo precio, luego en el mercado y las
grandes superficies están por las nubes. Sobre todo si tenemos en
cuenta que el intermediario no transforma ni las frutas ni las
hortalizas, que llegan al mercado igual que se recogen del
campo.
Por ello, el Gobierno está pensando aplicar un doble etiquetado
en productos no manipulables para que los consumidores conozcan
donde van destinados sus pagos.
La diferencia entre lo que recauda el agricultor y el precio de
venta final en el mercado sigue siendo grande, por lo que estos
trabajadores demandan la puesta en marcha cuanto antes del doble
etiquetado para que los consumidores, al comprar un producto,
puedan informarse de lo que recibió el productor en origen.
Además, exigen la fiscalización del proceso de intermediación
con medidas concretas que permitan que el dinero que va desde el
origen hasta el destino sea transparente debido a la existencia de
puestos de recogida de fruta de dudosa legalidad.
Por todo ello, el Gobierno se está planteando una petición
realizada desde hace años por los trabajadores del campo: la
posibilidad de introducir el doble etiquetado en aquellos productos
que no requieran manipulación, como las frutas, hortalizas e
incluso el pescado, con el fin de que los consumidores conozcan el
precio en origen y en destino de los mismos
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