Carod Roviera deja abiertas las dos puertas del pacto. Foto: ALBERT OLIVE

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CiU ganó las elecciones catalanas. No fue el partido más votado, pírrica victoria que se llevó el PSC, pero logró 46 escaños, cuatro más que los socialistas. Estos resultados, además, permitirían a Artur Mas convertirse en presidente de la Generalitat, con mayoría absoluta, pactando con los independentistas. Pasqual Maragall, aunque pierde las elecciones, podría gobernar con mayoría absoluta pactando con ERC, que tiene la llave de la Generalitat, e ICV, que casi dobla sus resultados de 1999 y logra nueve diputados. El PP, pese a ganar tres escaños, se queda como la cuarta fuerza política gracias al espectacular ascenso de ERC, que pasa de 12 a 23 parlamentarios.

Artur Mas logró mantener más escaños para CiU de los que logró Pasqual Maragall para el PSC, a pesar de que muchos auguraban una derrota en esta cita con las urnas. La marcha de Pujol motivó que los convergentes perdieran diez escaños con respecto a las elecciones de 1999, pero los 46 parlamentarios que la federación tendrá en la próxima legislatura permitirán a Mas convertirse en el próximo president si sabe manejar los pactos postelectorales.

Poco antes de las 21.45 horas, el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, anunciaba que CiU llegaría a los 46 escaños y que el PSC se quedaría en 42, según el escrutinio de las 100 primeras mesas. En ese momento, el recuento oficial estaba ya en el 76'55 por ciento y daba todavía una escasa victoria a los nacionalistas de un escaño. Y los resultados que Duran Lleida anunciaba entre los aplausos de los militantes convergentes acabaron convirtiéndose en realidad.