Rodríguez Zapatero, durante su discurso de investidura en el Congreso de los Diputados. Foto: ÁNGEL DÍAZ/EFE

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Diálogo también con las autonomías, para sacar adelante reformas de los estatutos siempre que respeten la Constitución y que cuenten con un amplio consenso social y político. Ésta es sólo una de las muchas medidas anunciadas para la regeneración de la vida política. En materia económica, aseguró que mantendrá el equilibrio presupuestario y que lo considera compatible con el incremento del bienestar de todos los españoles.

Comenzó Zapatero su intervención con una referencia a los casi 42 millones de personas que representa el Parlamento. «A ellos me debo a partir de ahora», dijo, a lo que añadió que «nos faltan 192», las víctimas de los atentados del 11-M, que «tenían derecho a estar hoy entre nosotros». Y concluyó su discurso con toda una declaración de intenciones: «En mi vida ese rumbo ha estado siempre marcado por un credo que quisiera expresar públicamente en un día y un acto como éste. Ese ideario es muy breve: un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes».

La «lucha sin cuartel» contra el terrorismo marcó buena parte de la intervención de Zapatero. Primero anunció que las fuerzas de seguridad estarán «mejor equipadas, mejor coordinadas y mejor informadas». Así, prometió el mando único y la coordinación de todos los servicios de inteligencia e información del Estado. Se comprometió a buscar la unidad de los demócratas en este campo, pero sin romper el pacto antiterrorista. «Ese pacto, para mí, sigue vigente», dijo, aunque explicó la necesidad de ampliar la base de ese acuerdo por medio de una reunión de todas la fuerzas parlamentarias.