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EFE/OTR-MADRID
Un informe de la Policía y otro de la Guardia Civil revelan que los confidentes Emilio Suárez Trashorras y Rafá Zohuier no informaron a sus contactos de la venta de explosivos a los terroristas del 11-M y que nunca se pudo comprobar que el ex minero Suárez Trashorras se dedicara a traficar con dinamita. El actual director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, y el ex subdirector general de la Policía, Pedro Díaz-Pintado, éste aún estando en el cargo, remitieron a Interior sendos informes sobre la relación de agentes de ambos cuerpos con los confidentes, en prisión por la trama que permitió a los terroristas obtener los explosivos con los que atentaron en Madrid.

Los documentos responden a la investigación abierta a petición del Ministerio del Interior el 29 de abril después de que el diario 'El Mundo' informara de que Suárez Trashorras y su cuñado Antonio Toro eran confidentes de la Policía y de que Rafá Zohuier lo era de la Guardia Civil. El dos de junio, Díaz-Pintado remitió un informe de la Policía, con fecha del 24 de abril y firmado por el jefe de Grupo de Estupefacientes de Avilés, Manuel García Rodríguez, en el que se subraya «de forma rotunda que durante todo el tiempo que duró la relación con el citado José Emilio (Suárez Trashorras), todas las conversaciones versaron única y exclusivamente sobre personas y asuntos relacionados con el mundo de la droga».

Por su parte, el informe de la Guardia Civil explica que Zohuier alertó a sus contactos de la Unidad Central Operativa (UCO) en enero de 2003 que tenía información sobre «un individuo de Avilés, que buscaba compradores para explosivos y que decía que había sustraído cierta cantidad de algún depósito de explosivos, ya que al parecer trabajó como vigilante en este sector de la industria minera».