Los trabajadores de los astilleros públicos protagonizaron ayer una
nueva jornada de protestas contra el plan de viabilidad elaborado
por la SEPI, que terminó con veinte trabajadores y tres policías
contusionados en Sevilla.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero,
reiteró su compromiso de salvar los astilleros y la vicepresidenta,
María Teresa Fernández de la Vega, pidió a los trabajadores que
tengan confianza en el proceso de negociación porque ningún
trabajador quedará abandonado a su suerte.
Las mayores protestas de ayer se produjeron en la capital
andaluza, donde además de incendiar neumáticos y cortar el tráfico,
se quemó un cuadro eléctrico del puerto.
En Gijón y Sestao los trabajadores de Izar levantaron barricadas
e interrumpieron el tráfico. En Gijón, unos doscientos trabajadores
se manifestaron por el centro de la ciudad y cortaron el tráfico
con una barricada en la que ardieron neumáticos y una pequeña
barcaza, aunque no se registraron enfrentamientos con la
policía.
En Bilbao, los trabajadores de la Naval de Sestao decidieron en
asamblea trasladarse al Hospital de Cruces de Baracaldo, para
concentrarse ante ese centro, donde está ingresado el trabajador
que ayer resultó herido de gravedad en un ojo por un pelotazo de
goma. Los trabajadores de Manises (Valencia), decidieron, reunidos
en asamblea, posponer las movilizaciones hasta el martes, día en
que se concentrarán ante las sedes del PSPV y de la
Generalitat.
Ante estos hechos y los acaecidos en los últimos días, el
Gobierno, partidos políticos y sindicatos hicieron llamamientos a
la calma y pidieron a los trabajadores que eviten los incidentes en
sus movilizaciones. José Luis Rodríguez Zapatero aseguró que va a
cumplir su promesa de salvar los astilleros y pidió a los afectados
que reivindiquen sus derechos sin provocar incidentes «que puedan
tener alguna consecuencia».
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